sábado, 27 de septiembre de 2008

त्रबजोस PROPIOS

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trabajos propios

viernes, 29 de agosto de 2008

ला PSICOLOGÍA

¿Qué es la Psicología?*

Por Georges Canguilhem

Y la pregunta “¿qué es la psicología?”, en la medida en que no se permita a la filosofía buscarle la respuesta, se convierte en “¿a dónde quieren llegar los psicólogos haciendo lo que hacen? ¿Qué es la Psicología?* Georges Canguilhem (Traducción: Nora Rosenfeld).

La pregunta “¿qué es la psicología?” parece más embarazosa para cualquier psicólogo que la pregunta “¿qué es la filosofía?” para cualquier filósofo. Porque a la filosofía, la cuestión de su sentido y de su esencia la constituye, mucho más de lo que la define una respuesta a esa pregunta. El hecho de que la pregunta renazca constantemente, a falta de respuesta satisfactoria, constituye para quien quiera poder denominarse filósofo, una razón de humildad y no una cusa de humillación. Pero para la psicología, la pregunta sobre su esencia o más modestamente, sobre su concepto, pone en cuestión también la existencia misma del psicólogo, en la medida en que al no poder responder exactamente sobre lo que él es, se le hace difícil responder por lo que hace. Sólo le queda entonces buscar en una eficacia siempre discutible la justificación para su importancia de especialista, y a más de un psicólogo no le disgustaría en absoluto que esa eficacia engendrará en los filósofos un concepto de inferioridad.

Cuando decimos que la eficacia del psicólogo es discutible, no queremos decir que ilusoria; simplemente queremos hacer notar que sin duda está mal fundada, en tanto no se pruebe que esa eficacia se debe realmente a la aplicación de una ciencia, es decir, en tanto que el estatus de la psicología no esté fijado de tal manera que se la deba considerar por algo más y mejor que un empirismo compuesto, literalmente codificado para los fines de la enseñanza.

En realidad, ante muchos trabajos de psicología, extraemos la impresión de que mezclan a: 1. Una filosofía sin rigor.

2. Una ética sin exigencia 3. y una medicina sin control Filosofía sin rigor, porque es ecléctica so pretexto de objetividad; ética sin exigencia, , porque asocia experiencias etológicas sin crítica, la del confesor, el educador, el jefe, el juez, etc..; medicina sin control, puesto que las tres clases de enfermedades más ininteligibles y menos curables, enfermedades de la piel, enfermedades de los nervios y enfermedades mentales, el estudio y el tratamiento de las dos últimas han proporcionado desde siempre observaciones e hipótesis a la psicología.

Al parecer, por lo tanto, preguntando “¿qué es la psicología?” se plantea una pregunta que no es ni impertinente ni inútil.

Durante mucho tiempo se ha buscado la unidad característica del concepto de una ciencia en la dirección de su objeto. El objeto dictaría el método utilizado para el estudio de sus propiedades. Pero en el fondo esto era limitar la ciencia a la investigación de un dato, a la exploración de un dominio. Cuando se hizo evidente que toda ciencia se da a sí misma más o menos sus datos y por ese hecho se apropia de lo que se llama su dominio, el concepto de una ciencia ha destacado progresivamente más su método que su objeto. O más exactamente, la expresión “objeto de la ciencia” ha recibido un sentido nuevo. El objeto de la ciencia no es más solamente el dominio especifico de los problemas, de los obstáculos a resolver, es también la intención y las pretensiones del sujeto de la ciencia, es el proyecto que constituye como tal a una conciencia teórica.

A la pregunta “¿qué es la psicología?”, se puede responder haciendo aparecer la unidad de su dominio, a pesar de la multiplicidad de los proyectos metodológicos.

A este tipo de respuestas pertenece la que dio brillantemente el profesor Daniel Lagache en 1974, ante una pregunta planteada, en 1936 por Edouard Claparade (1). La unidad de la psicología es buscada aquí en su definición posible como teoría general de la conducta, síntesis de la psicología experimental, la psicología clínica, el psicoanálisis, la psicología social y la etnología.

S i lo miramos bien, sin embargo, pensamos que tal vez esta unidad se parezca más a un pacto de coexistencia pacífica concluido entre profesionales, que a una esencia lógica, obtenida por la revelación de una constancia en una variedad de casos. De las dos tendencias entre las cuales el profesor Lagache busca un acuerdo sólido: la naturalista (psicología experimental), y la humanista (psicología clínica), tenemos la impresión de que la segunda parece tener para él un peso mayor.

Sin duda, esto es lo que explica la ausencia de la psicología animal esta revisión de las partes en litigio. Ciertamente, vemos muy bien que esta comprendida dentro de la psicología experimental, que en gran parte es una psicología de los animales, pero se encuentra allí encerrada como material sobre el que se aplica el método. Y en efecto, una psicología sólo puede ser llamada experimental en razón de su método y no de su objeto. Mientras que, a pesar de las apariencias, es por el objeto más que por el método que una psicología es llamada clínica, psicoanalítica, social, etnológica. Todos estos adjetivos son indicativos de un solo y mismo objeto de estudio: el hombre, ser locuaz o taciturno, ser social o insociable. A partir de aquí ¿se puede hablar de una teoría general de la conducta, mientras no se ha resuelto la cuestión de saber si hay continuidad o ruptura entre el lenguaje humano y el lenguaje animal, sociedad humana y sociedad animal?. Es posible que, en este punto le toque no a la filosofía decidir, sino a la ciencia, y en rigor a varias ciencias, incluso a la psicología.

Pero entonces, para definirse la psicología no puede prejuzgar sobre aquello en lo que está llamada a juzgar. Sin lo cual es inevitable que proponiéndose ella misma como teoría general de la conducta, la psicología haga suya alguna idea sobre el hombre. Entonces es necesario permitir a la filosofía preguntarle a la psicología, ¿de dónde saco esa idea y si no lo hizo, en el fondo, de alguna filosofía? Quisiéramos tratar, porque no somos psicólogos, de abordar la cuestión fundamental planteada por una vía opuesta, es decir, buscar si es o no la unidad de un proyecto la que podría conferir su unidad eventual a las diferentes clases de disciplinas llamadas psicológicas. Pero nuestro procedimiento de investigación exige un retroceso. Buscar los sectores comunes de los dominios puede hacerse por su exploración separada y su comparación en la actualidad (una decena de años en el caso del profesor Lagache).

Buscar si algunos proyectos se encuentran, exige que se extraiga el sentido de cada uno de ellos, pero no cuando se ha perdido ya en el automatismo de la ejecución, sino cuando surge de la situación que lo suscita. Buscar una respuesta a la pregunta “¿qué es la psicología?” se convierte para nosotros en la obligación de esbozar una historia de la psicología, aunque por supuesto, , considerada solamente en sus orientaciones, en relación con la historia de la filosofía y de las ciencias, una historia necesariamente teleológica porque está destinada a guiar hasta la pregunta planteada el sentido originario y supuesto de las diversas disciplinas, métodos o empresas, cuya mescolanza actual legitima esta pregunta.

I. La Psicología Como Ciencia Natural.

Psicología significa etimológicamente ciencia del alma, pero es notable que una psicología independiente esté ausente, de hecho y de idea, de los sistemas filosóficos de la antigüedad, en los que, sin embargo, la psique, el alma, era considerada como un ser natural. Los estudios relativos al alma se encuentran repartidos entre la metafísica, la lógica y la física. El tratado aristotélico “Del Alma” es en realidad un tratado de biología general, uno de los escritos consagrados a la física. Según Aristóteles, y según la tradición de la Escuela, los Cursos de Filosofía de principios del Siglo XVII tratan todavía del alma en un capítulo de la Física (2).

El objeto de la física es el cuerpo natural y organizado que posee la vida en potencia, por lo tanto la física trata sobre el alma como forma del cuerpo viviente, y no como sustancia separada de la materia. Desde este punto de vista, un estudio de los órganos del conocimiento, es decir, de los sentidos exteriores (loso cinco sentidos usuales) y de los sentidos interiores (sentido común, fantasía, memoria), no difieren para nada del estudio de los órganos de la respiración o de la digestión. El alma es un objeto natural de estudio, una forma en la jerarquía de las formas, incluso si su función esencial es el conocimiento de las formas. La ciencia del alma es una provincia de la fisiología, en su sentido originario y universal de teoría de la naturaleza.

Es a esta concepción antigua que remonta, sin ruptura, un aspecto de la psicología moderna: la psico-fisiología –consideradas durante mucho tiempo como psiconeurología exclusivamente (aunque hoy, además, como psico-endocrinología)—y la psicopatología como disciplina médica. Bajo este aspecto, no parece superfluo recordar que antes de las dos revoluciones que han permitido el desarrollo de la fisiología moderna, la de Harvey y la de Lavoisier, debemos a Galeno una revolución de no menor importancia que la teoría de la circulación o de la respiración, cuando establece clínica y experimentalmente después de los médicos de la escuela de Alejandría, Herófilo y Erasistrato contra la doctrina aristotélica, y conforme a las anticipaciones de Alcmeón, de Hipócrates y de Platón, que es el cerebro y no el corazón el órgano de la sensación y del movimiento, y la sede del alma.

Galeno funda verdaderamente una filiación ininterrumpida de investigaciones: neumatología empírica que duró siglos, y cuya pieza fundamental es la teoría de los espíritus animales, destronada y revelada a fines del Siglo XVIII por la electro-neurología. Aún cuando es decididamente pluralista en su concepción de las relaciones entre funciones psíquicas y órganos encefálicos, Gall procede directamente de Galeno y domina, a pesar de sus extravagancias, todas las investigaciones sobre las localizaciones cerebrales, durante los sesenta primeros años del siglo XIX, hasta Broca inclusive. En suma, como psico-fisiología y psicopatología, la psicología de hoy remonta siempre al siglo II.

II. La Psicología como Ciencia de la Subjetividad.

La decadencia de la física aristotélica en el siglo XVII marca el fin de la psicología como para-física, como ciencia de un objeto natural, y correlativamente el nacimiento de la psicología como ciencia de la subjetividad-.

Los verdaderos responsables del advenimiento de la psicología moderna como ciencia del sujeto pensante, son los físicos mecanicistas del siglo XVII (3).

Si la realidad del mundo ya no es más confundida con el contenido de la percepción, si la realidad es obtenida y establecida por reducción de las ilusiones de la experiencia sensible usual, el residuo cualitativo de esta experiencia compromete, por el hecho de ser posible como falsificación de lo real, la responsabilidad propia del espíritu, es decir, del sujeto de la experiencia, en tanto éste no se identifica con la razón matemática y mecánica, instrumento de la verdad y medida de la realidad.

Pero esta responsabilidad se presenta, a los ojos del físico, como una culpabilidad. La psicología se construye entonces como una empresa de disculpa del espíritu. Su proyecto es el de una ciencia que, frente a la física, explica porqué el espíritu está obligado por naturaleza a engañar a la razón con respecto a la realidad. La psicología se hace física del sentido externo, para explicar los contrasentidos, motivo de la acusación de la física mecanicista al ejercicio de los sentidos en la función de conocimiento.

A) La Física del Sentido Externo.

La psicología, ciencia de la subjetividad, comienza pues como psicofísica por dos razones. Primero, porque sólo puede ser una física para ser tomada en serio por los físicos. Segundo, porque debe buscar en una naturaleza, es decir, en la estructura del cuerpo humano, la razón de existencia de los residuos irreales de la experiencia humana.

Pero esto no significa un retorno a la concepción antigua de una ciencia del alma, rama de la física. La nueva física es un cálculo, la psicología tiende a imitarla. Buscará determinar constantes cuantitativas de la sensación y de las relaciones entre esas constantes.

Descartes y Malebranche son aquí los jefes de fila. En las “Reglas para la Dirección del Espíritu” (XII), Descartes propone la reducción de las diferencias cualitativas entre datos sensoriales a una diferencia de figuras geométricas. Se trata aquí de los datos sensoriales en tanto son, en el sentido propio del término, informaciones de un cuerpo por otros cuerpos; lo que es informado por los sentidos externos es un sentido interno: “la fantasía, que no es otra cosa que un cuerpo real y figurado”. En la regla XIV, Descartes trata expresamente sobre lo que Kant llamará la magnitud intensiva de las sensaciones (“Crítica de la Razón Pura”, analítica Trascendental”, anticipación de la percepción): las comparaciones entre luces, entre sonidos, etc., pueden ser convertidas en relaciones exactas sólo por analogía con la extensión del cuerpo figurado. Si agregamos que descartes, si bien no es el inventor propiamente del término y del concepto de reflejo, ha afirmado, sin embargo la constancia de la vinculación entre la excitación y la reacción, vemos que una psicología, entendida como física matemática del sentido externo, comienza con él, para culminar con Fechner, gracias a la ayuda de fisiologistas como Herman Helmholtz a pesar y contra las reservas kantianas, criticadas a su vez por Herbart.

Esta variedad de psicología es extendida por Wundt a las dimensiones de una psicología experimental, sostenida por la esperanza de hacer aparecer, en las leyes de “los hechos de conciencia”, un determinismo analítico del mismo tipo de aquél que la mecánica y la física permiten esperar para toda ciencia de validez universal.

Fechner murió en 1887, dos años antes de la tesis de Bergson, “Ensayos sobre los datos inmediatos de la conciencia” (1889). Wundt murió en 1920, habiendo formado muchos discípulos, algunos con vida hoy, y no sin haber asistido a los primeros ataques de los psicólogos de la Forma contra la física analítica, a la vez experimental y matemática, del sentido externo, de acuerdo con las observaciones de Ehrefels sobre las cualidades de forma (Ueber Gestaltqalitaten, 1890), observaciones que a su vez están emparentadas a los análisis de Bergson sobre las totalidades percibidas, como formas orgánicas que dominan sus partes supuestas (Ensayo, Cap. II). B) La Ciencia del Sentido Interno.

Pero la ciencia de la subjetividad no se reduce a la elaboración de una física del sentido externo, se propone y se presenta como la ciencia de la conciencia de sí, o la ciencia del sentido interno. El término psicología, con el sentido de ciencia del yo (Wolf), data del siglo XVIII. Toda la historia de esta psicología puede escribirse como la historia de los contrasentidos cuyo origen está en las Meditaciones, pero sin que estas sean responsables.

Cuando Descartes, al principio de la Meditación III, considera su “interior” para tratar de volverlo más conocido y familiar para él mismo, esta consideración apunta al pensamiento. El interior cartesiano, conciencia del ego cogito, es el conocimiento directo que el alma tiene de sí misma, en tanto entendimiento puro. Las Meditaciones son llamadas por Descartes, Metafísicas, porque pretenden alcanzar directamente la naturaleza y la esencia del yo pienso en la aprehensión inmediata de su existencia.

La Meditación cartesiana no es una confidencia personal. La reflexión que da al conocimiento del yo el rigor y la impersonalidad de las matemáticas no es esa observación de sí que los espiritualistas, a principios del siglo XIX, no vacilarán en hacer apadrinar por Sócrates, con el fin de que Monsieur Pierre-Paul Royer-Collard pudiese dar a Napoleón I la seguridad de que el conócete, el cogito y la introspección proporcionan al trono y al altar sus fundamentos inexpugnables.

El interior cartesiano no posee nada en común con el sentido interno de los aristotélicos “que concibe sus objetos interiormente y dentro de la cabeza” (4), y ya hemos visto que Descartes lo considera como un aspecto del cuerpo (Regla XIII). Es por esto que Descartes dice que el alma se conoce directamente y más fácilmente que el cuerpo. Esta es una afirmación cuya intención polémica explícita se ignora a menudo, porque según los aristotélicos el alma no se conoce directamente. “El conocimiento del alma no es directo, sino sólo por reflexión. Pues el alma es semejante al ojo que ve todo y que no puede verse a sí mismo más que por reflexión como en un espejo.... y el alma igualmente sólo se ve y se conoce por reflexión y por reconocimiento de sus efectos” (5).

Tesis que suscita la indignación de Descartes, cuando Gassendi la retoma en sus objeciones contra la Meditación III, y a la que Descartes responde: “No es el ojo quien se ve a sí mismo, ni el espejo, sino realmente el espíritu, que es el único que conoce al espejo, al ojo y a sí mismo”.

Ahora bien, esa replica decisiva no termina con este argumento escolástico. Maine de Biran lo vuelve una vez más contra Descartes en la Memoria sobre la descomposición del pensamiento. A. Comte lo invoca contra la posibilidad de la introspección, es decir, contra ese método de conocimiento de sí que Pierre-Paul Royer-Collard toma de Reid para hacer de la psicología la propedéutica científica de la metafísica, justificando por la vía experimental las tesis tradicionales del sustancialismo espiritualista (6). Incluso Cvournot, con toda su sagacidad, no desdeña retomar el argumento en apoyo de la idea de que la observación psicológica concierne más a la conducta del otro que al yo del observador, que la psicología está más cerca de la sabiduría (sagesse) que de la ciencia y que “está inscrito en la naturaleza de los hechos psicológicos al traducirse en aforismos más que en teoremas” (7).

Ocurre que se ha ignorado la enseñanza de Descartes, constituyendo contra él una psicología empírica como historia natural del yo –de Locke a Ribot, pasando por Condillac, los Ideólogos franceses y los utilitaristas ingleses--, y al mismo tiempo constituyendo a partir de él, según se creía, una psicología racional fundada sobre la intuición de un yo sustancial.

A Kant le pertenece aún hoy la gloria de haber establecido que si Wolf pudo bautizar esos recien nacidos como post-cartesianos (psychologia Empírica, 1732; Psicología Rationalis, 1734), no pudo, sin embargo, lograr fundar sus pretensiones a la legitimidad. Kant muestra por una parte, que el sentido interno fenoménico sólo es una forma de la intuición empírica, que él tiende a confundir con el tiempo; por otra parte, mostró que el yo, sujeto de todo juicio de apercepción, es una función de organización de la experiencia, pero del que no podría haber ciencia puesto que él es la condición trascendental de toda ciencia. Los primeros principios metafísicos de la ciencia de la naturaleza (1786), cuestionan el alcance de ciencia de la psicología, ya sea según el modelo de las matemáticas o el modelo de la física. No existe psicología matemática posible en el sentido en que hay una física matemática. Incluso si aplicamos a las modificaciones del sentido interno, en virtud de la anticipación de la percepción relativa a las magnitudes intensivas, las matemáticas de lo continuo, no obtendremos nada más importante que una geometría limitada al estudio de las propiedades de la línea recta.

Tampoco hay psicología experimental en el sentido en que la química se constituye por medio del uso del análisis y la síntesis. No podemos realizar experiencias ni sobre nosotros mismos ni sobre otros, Y la observación interna altera su objeto. Pretender sorprenderse a uno mismo en la observación de sí, conduciría a la alineación. Luego, la psicología sólo puede ser descriptiva. Su verdadero lugar esta dentro de una antropología, como propedéutica para una teoría de la habilidad y de la prudencia, coronada por una teoría de la sabiduría.

C) La Ciencia del Sentido Intimo.

Si se llama psicología clásica a aquella que se cree refutar, hay que decir que siempre hay clásicos para alguien. Los Ideólogos, herederos de los sensualistas, podían considerar clásica a la psicología escocesa que sólo bregaba como ellos por un método inductivo para afirmar mejor, contra ellos la sustancialidad del espíritu. Pero la psicología atomística y analítica de los sensualistas y de los ideólogos era ya considerada como psicología clásica por un psicólogo romántico como Maine de Biran, antes de ser vista como tal por la psicología de la Gestalt.

Para Maine de Biran la psicología se convierte en la técnica del diario íntimo y la ciencia del sentido íntimo. La soledad de Descartes era la ascesis de un matemático. La soledad de Maine de Biran , es la ociosidad de un subprefecto. El yo pienso cartesiano funda el pensamiento en sí. El yo quiero biraniano funda la conciencia para sí, contra la exterioridad. En su oficina afelpada Maine de Biran descubre que el análisis psicológico no consiste en simplificar sino en complicar, que el hecho psíquico primitivo no es un elemento, sino ya una relación, que esa relación es vivida en el esfuerzo.

Llega a dos conclusiones, inesperadas en un hombre cuyas funciones son la autoridad, es decir, el mando: la conciencia requiere el conflicto de un poder y de una resistencia; el hombre no es, como lo pensaba de Bonald, una inteligencia servida por órganos, sino una organización viviente servida por una inteligencia. El alma necesita encarnarse, por lo tanto no hay psicología sin biología. La observación de sí no dispensa de recurrir a la fisiología del movimiento voluntario ni a la patología de la afectividad. La situación de Maine de Biran es única entre los dos Royer-Collard. Ha dialogado con el doctrinario y ha sido juzgado por el psiquiatra. Poseemos de Maine de Biran un Paseo con Monsieur Royer Collard en los Jardines de Luxemburgo, y tenemos de Antoine-Athanase Royer collard, hermano menor del precedente, un Examen de la doctrina de Maine de Biran (8). Si Maine de Biran no hubiera leido y discutido a cabanis (Relaciones de lo físico y de lo moral del hombre, 1798), si no hubiera leido y discutido a Bichat (Investigaciones sobre la vida y la muerte, 1800), la historia de la psicología patológica lo ignoraría, cosa que no puede hacer. Antoine-Athanase Royer Collard es, después de Pinel y con Esquirol, uno de los fundadores de la Escuela Francesa de Psiquiatría.

Pinel había abogado por la idea de que los alienados son ala vez enfermos como los otros, ni posesos, ni criminales; y diferentes de los otros, por lo tanto, debían ser atendidos separadamente de los otros y según los casos, separadamente en servicios hospitalarios especializados. Pinel fundó la medicina mental como disciplina independiente, a partir del aislamiento terapéutico de los alienados en Bicetre y en La Salpetreiere. Royer Collard imita a Pinel en la Casa Nacional de Charenton, de la que se convierte en jefe en 1805, el mismo año en que Esquirol sostiene su tesis de medicina sobre las pasiones consideradas como causas, síntomas y medios curativos de la alineación mental.

En 1816, Roger collard se convierte en profesor de medicina legal de la facultad de Medicina de París, luego de 1821, primer titular de la cátedra de medicina mental. Roger Collard y Esquirol tuvieron como alumno a Calmeil que estudió la parálisis en los alienados, a Bayle que reconoció y aisló la parálisis general,a Felix Voisin que creó el estudio del atraso mental en los niños y es en La Salpetriere que después de Pinel, Esquirol, Lelut, Baillarger y Falret, entre otros, Charcot se convierte en 1862, en jefe de un servicio cuyos trabajos serán seguidos por Theódule Ribot, Pierre Janet, el cardenal Mercier y Sigmund Freud.

Hemos visto que la psicopatología comenzaba positivamente con Galeno, la vemos culminar con Freud, creador en 1896 del término Psicoanálisis. La psicopatología se ha desarrollado en relación con las otras disciplinas psicológicas. Por la existencia de las investigaciones de Maine de Biran, la psicopatología obliga a la filosofía a preguntarse, desde hace más de un siglo, a cuál de los dos Roger collard debe pedirse la idea que hay que tener sobre la psicología. De este modo la psicopatología es al mismo tiempo juez y parte en el debate ininterrumpido cuya dirección ha sido legada a la psicología por la metafísica, sin renunciar por otra parte a decir su opinión sobre las relaciones entre lo psíquico y lo físico. Durante mucho tiempo esta relación ha sido formulada como somato-psíquica antes de convertirse en psico-somática. Esta inversión es la misma, por otra parte, que la que se operó en la significación otorgada al inconsciente. Si se identifica psiquismo y conciencia –apoyándose en Descartes, equivocadamente o no--, el inconsciente es de orden físico. Si se piensa que lo psíquico puede ser inconsciente, la psicología no se reduce ala ciencia de la conciencia.

La psicología no es ya solamente lo que está escondido, sino eso que se esconde, eso que escondemos, no es solamente lo íntimo, sino también –según un término tomado por Bossuet a los místicos--, lo abisal. La psicología ya no es más sólo la ciencia de la intimidad, sino la ciencia de las profundidades del alma.

III. La Psicología como Ciencia de las Relaciones y del Comportamiento.

Cuando proponía definir al hombre como una organización viviente servida por una inteligencia, Maine de Biran marcaba con anticipación –y al parecer mejor que Gall, quien según Lelut, decía: “el hombre no es más una inteligencia, sino una voluntad servida por órganos” (9)--, el terreno sobre el que iba a constituirse en el siglo XIX una nueva psicología. Pero al mismo tiempo, le asignaba sus límites, puesto que en su Antropología, situaba la vida humana entre la vida animal y la vida espiritual.

El siglo XIX ve constituirse, al lado de la psicología como patología nerviosa y mental, como física del sentido externo, como ciencia del sentido interno y del sentido íntimo, una biología del comportamiento humano. Pensamos que las razones de este advenimiento son las siguientes: Primero: razones científicas. Como por ejemplo, la constitución de una biología como teoría general de las relaciones entre los organismos y los medios, y que marca el fin de la creencia en la existencia de un reino humano separado.

Luego, razones técnicas y económicas, a saber, el desarrollo de un régimen industrial que orienta la atención hacia el carácter industrioso de la especie humana, y que marca el fin de la creencia en la dignidad del pensamiento especulativo; Finalmente, razones políticas, que se resumen en el fin de la creencia en los valores de privilegio social y en la difusión del igualitarismo: la conscripción y la instrucción pública se convierten en asunto de Estado, la reivindicación de igualdad ante las cargas militares y las funciones civiles (a cada uno según su trabajo, o sus obras, o sus méritos), es el fundamento real, aunque a menudo no percibido, de un fenómeno propio de las sociedades modernas: la práctica generalizada del peritaje, en el sentido amplio del término, como determinación de la competencia y rastreo de la simulación.

Ahora bien, lo que caracteriza, según nosotros, a esta psicología de los comportamientos, en relación con los otros tipos de estudios psicológicos, es su incapacidad constitucional para aprehender y exhibir con claridad su proyecto instaurador. Si entre los proyectos instauradores de ciertos tipos anteriores de psicología, algunos pueden parecer contrasentidos filosóficos, aquí, por el contrario, ya que se niega toda relación con una teoría filosófica, se plantea la cuestión de saber de dónde puede extraer su sentido una investigación psicológica semejante.

Aceptando convertirse, sobre el patrón de la biología, en una ciencia objetiva de las aptitudes, de las reacciones y del comportamiento, esta psicología y esos psicólogos olvidan totalmente de situar su comportamiento especifico en relación con las circunstancias históricas y con los medios sociales dentro de los cuales son llevados a proponer sus métodos o técnicas y a hacer aceptar sus servicios.

Nietzche, esbozando la psicología del psicólogo en el siglo XIX escribe: “Nosotros, psicólogos del futuro..., consideramos casi como un signo de degeneración al instrumento que quiere conocerse a sí mismo, somos los instrumentos del conocimiento y quisiéramos tener toda la ingenuidad y la precisión de un instrumento, por lo tanto, no debemos analizarnos a nosotros mismos, conocernos” (10).

¡Asombroso malentendido y cuán revelador! El psicólogo sólo pretende ser un instrumento, sin pretender saber de quién ni de qué es el instrumento. Nietzche parecía mejor inspirado cuando, al principio de la Genealogía de la Moral, se había ocupado del enigma que representan los psicólogos ingleses, es decir, los utilitaristas, preocupados por la génesis de los sentimientos morales. Se preguntaba entonces lo que había empujado a los psicólogos en la dirección del cinismo, en la explicación de las conductas humanas por el interés, la utilidad y por el olvido de esas motivaciones fundamentales. Y he aquí que ante la conducta de los psicólogos del siglo XIX Nietzche renuncia a todo cinismo provisionalmente, ¡es decir, que renuncia a toda lucidez! La idea de utilidad, como principio de una psicología, provenía de la toma de conciencia filosófica de la naturaleza humana como poder de artificio (Hume, Burke), o más prosaicamente de la definición del hombre como fabricante de herramientas (los enciclopedistas, Adam Smith, Franklin). Pero el principio de la psicología biológica del comportamiento no parece haberse desprendido de la misma manera, de una toma de conciencia filosófica explícita, sin duda porque no puede ser puesto en acción más que a condición de que permanezca informulado. Este principio es la definición del hombre mismo como herramienta. Al utilitarismo, que implica la idea dela utilidad para el hombre, la idea del hombre juez de la utilidad, sucedió el instrumentalismo, que implica la idea de la utilidad del hombre, la idea del hombre como medio de utilidad. La inteligencia no es más eso que hace a los órganos y se sirve de ellos, sino lo que sirve a los órganos. Y no es impunemente que los orígenes históricos de la psicología de reacción deben ser buscados en los trabajos suscitados por el descubrimiento de la ecuación personal que corresponde a los astrónomos que utilizan el telescopio (Maskelyne, 1796). El hombre ha sido estudiado primero como instrumento del instrumento científico, antes de serlo como instrumento de todo instrumento.

Las investigaciones sobre las leyes de la adaptación y del aprendizaje, sobre la relación del aprendizaje con las aptitudes, sobre la detección y la medida de las aptitudes, sobre las condiciones del rendimiento y la productividad (ya se trate de individuos o de grupos)--, investigaciones inseparables de sus aplicaciones a la selección o a la orientación--, admiten todas un postulado implícito común: lo propio de la naturaleza del hombre es de ser herramienta, su vocación es de ser puesto en su lugar, en su tarea.

Por supuesto, Nietzche tiene razón en decir que los psicólogos quieren ser los “instrumentos ingenuos y precisos” de este estudio del hombre. Se han esforzado por llegar a un conocimiento objetivo, incluso si el determinismo que investigan en los comportamientos no es hoy el determinismo de tipo newtoniano, con el que estaban familiarizados los primeros físicos del siglo XIX, sino más bien un determinismo estadístico, progresivamente asentado sobre los resultados de la biometría. Pero finalmente ¿cuál es el sentido de este instrumentalismo a la segunda potencia?, ¿qué es lo que empuja o inclina a los psicólogos a convertirse, entre los hombres, en los instrumentos de una ambición de tratar al hombre como a un instrumento? En los otros tipos de psicología, el alma o el sujeto, forma natural o conciencia de interioridad, es el principio que se ofrece para justificar como valor una cierta idea del hombre en relación con la verdad de las cosas. Pero para una psicología en laque la palabra alma hace huir y la palabra conciencia, reír, la verdad del hombre está dada en el hecho de que no existe más la idea del hombre en tanto que valor diferente del de una herramienta. Ahora bien, hay que reconocer que para que pueda hablarse de una idea de herramienta, es necesario que no todas las ideas sean puestas en el rango de herramientas, y que para poder atribuir a una herramienta algún valor, es necesario que no todo valor sea el de una herramienta cuyo valor subordinado consiste en procurarle alguna cosa.

Si el psicólogo no extrae su proyecto de psicología de una idea del hombre, ¿cree poder legitimarlo por su comportamiento de utilización del hombre? Decimos bien: por su comportamiento de utilización a pesar de dos objeciones posibles. En efecto, se nos puede hacer notar, por una parte, que este tipo de psicología no ignora la distinción entre la teoría y la aplicación; por otra parte, que la utilización no es asunto del psicólogo, sino de aquél o aquellos que piden informes o diagnósticos. Nosotros respondemos que a menos que confundamos al teórico de la psicología y al profesor de psicología, debemos reconocer que el psicólogo contemporáneo es, la más de las veces, un práctico profesional cuya “ciencia” está por completo inspirada por la búsqueda de”leyes” de la adaptación a un medio socio-técnico –y no a un medio natural--, cosa que confiere siempre a sus operaciones de “medida” una significación de apreciación y un alcance de peritaje.

De manera que el comportamiento del psicólogo del comportamiento humano encierra casi obligatoriamente una convicción de superioridad, una buena conciencia dirigista, una mentalidad de “manager” de las relaciones del hombre con el hombre. Es por eso que debemos volver a la pregunta cínica: ¿quién designa a los psicólogos como instrumentos del instrumentalismo?, ¿en qué se reconoce a los hombres que son dignos de asignar al hombre –instrumento su rol y su función?, ¿quién orienta a los orientadores?.

Es evidente que no nos colocamos en el terreno de las capacidades y de la técnica. Que haya buenos o malos psicólogos, es decir, técnicos hábiles después de un aprendizaje o dañinos por estupidez no penada por la ley no es fundamental. Lo fundamental es que una ciencia, o una técnica científica, no contienen por sí mismas ninguna idea que les confiera su sentido. En su Introducción a la Psicología, Paul Guillaume hace la psicología del hombre sometido a una prueba de test. El testado se defiende contra una inquisición semejante, teme que se ejerza sobre él una acción. Guillaume ve en este estado de espíritu un reconocimiento implícito de la eficacia del test. Pero se podría también ver allí un embrión de psicología del encuestador. La defensa del encuestado es la repugnancia a verse tratado como un insecto por un hombre a quién no reconoce ninguna autoridad para decirle lo que es y lo que debe hacer.

“Tratar como un insecto”, la frase es de Stendhal que la toma de Cuvier (11). ¿Y si nosotros tratáramos al psicólogo como a un insecto, si le aplicáramos por ejemplo, al tétrico e insípido Kinsey la recomendación de Stendhal? En otras palabras, la psicología de reacción y de comportamiento, en los siglos XIX y XX, creyó hacerse independiente separándose de toda filosofía, es decir, de la especulación que busca una idea del hombre, mirando más allá de los datos biológicos y sociológicos. Pero esta psicología no puede evitar la recurrencia de sus resultados sobre el comportamiento de aquellos que los obtienen.

Y la pregunta “¿qué es la psicología?”, en la medida en que no se permita a la filosofía buscarle la respuesta, se convierte en “¿a dónde quieren llegar los psicólogos haciendo lo que hacen?, “¿en nombre de qué se han instituido como psicólogos?”.

Cuando Gedeón recluta el comando de israelitas a cuyo frente conduce a los madianitas al otro lado del Jordan (La Biblia, Jueces, Libro VII), utiliza un test de dos grados que le permite retener primero sólo diez mil hombres sobre treinta dos mil, luego trescientos sobre diez mil. Pero ese test debe al Padre Eterno la finalidad de su utilización y el procedimiento de selección utilizado. Para seleccionar a un seleccionador, normalmente es necesario trascender el plano de los procedimientos técnicos de selección.

En la inmanencia de la psicología científica la pregunta sigue existiendo: ¿quién tiene no ya la competencia sino la misión de ser psicólogo? La psicología reposa siempre sobre un desdoblamiento, pero ya no es más el de la conciencia, según los hechos y las normas que comporta la idea del hombre, sino el de una masa de “sujetos” y el de una élite corporativa de especialistas invistiéndose ellos mismos de su propia misión.

En Kant y en Maine de Biran, la psicología se sitúa en una Antropología, es decir, a pesar de la ambigüedad que actualmente está de moda de éste término, en una filosofía. En Kant la teoría general de la habilidad humana sigue estando en relación con la teoría de la sabiduría (sagesse). La psicología instrumentalista se presenta como una teoría general de la habilidad, fuera de toda referencia a la sabiduría (sagesse). Si no podemos definir esta psicología por una idea del hombre, es decir, situar la psicología en la filosofía, no tenemos, por supuesto, el poder de prohibir a nadie que se autodetermine psicólogo y llame psicología a lo que hace.

Pero tampoco nadie puede impedir que la filosofía continúe interrogándose sobre el estatus mal definido de la psicología; mal definido, tanto del lado de las ciencias, como del lado de las técnicas. Haciendo eso, la filosofía se conduce con su ingenuidad constitutiva, tan poco parecida a la simpleza que no excluye un cinismo provisorio, y que la conduce a volverse una vez más hacia el costado popular, es decir, el costado nativo de los no especialistas.

Muy vulgarmente entonces, la filosofía le pregunta a la psicología: ¿dime hacia qué tiendes para que yo sepa qué cosa eres?. Pero el filósofo puede también dirigirse al psicólogo –por una vez puede pasar—bajo la forma de un consejo de orientación, y decir: cuando se sale de la Sorbona por la calle Saint Jacqes, se puede ir calle arriba o calle abajo, si se va hacia arriba, nos acercamos a l Panteón que es el conservatorio de algunos grandes hombres; pero si vamos hacia abajo, nos dirigimos directamente a la Prefectura de Policía.

Notas. 1) L’Unite de la Psychologie, P.U.F. Paris, 1949.

2) Cf. Sciplon du Pleix: Corps de Philosophie contenent la Logique, la Physique, la Metaphysiique et l’Ethique. Ginebra, 1636. (Primera edición, Paris, 1607).

3) Cf. Aron Gurwitsch: Developpement Historique de la Gestalt-Psychologie, in Thales, 11 año, 1935; págs. 167 a 175.

4) Scipion Du Pleix: op cit., Physique; pág. 439.

5) Ibid.; pág. 353.

6) Cours de Philosophie Positive, Primera Lección.

7) Essais sur les fondements de nos connaissances, 1851; págs 371 a 376.

8) Publicado por su hijo Hyacinthe Roger Collard, en Annales Médico-Psycholoogiques, 1843. Tomo II; pág. 1.

9) ¿Qu’est-ce que la Phrenologie? Ou essai sur la signification et la valeur des systemes de psychologie en Général et de celui de Gall en particulier, Paris 1836; pág. 401.

10) La volonté de Puissance, Traducción de Bianquis, Libro III, Pág 335.

11) “En lugar de odiar al pequeño librero de la aldea vecina que vende el Almanaque Popular, decía yo a mi amigo de Ranville, aplíquele el remedio indicado por el célebre Cuvier; trátelo como a un insecto. Busque cuálesson sus medios de subsistencia, trate de adivinar sus maneras de hacer el amor” (Memories de un Touriste, Ed. Calmann-Levy, Tomo II, Pág. 23).

* El presente texto era utilizado en la Cátedra de Psicología General por el Profesor Nestor Braunstein (Psicoanalista Argentino), radicado en México actualmente.

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सुजेतो य CIENCIA

Eidelsztein, Alfredo
Las estructuras clínicas a partir de Lacan. [Volumen I]- 2o ed. - Buenos Aires: Letra Viva, 2008.341 p. ; 23 x 16 cm.




CAPÍTULO 1
Un abordaje lógico delas estructuras clínicas
a. El sujeto de la ciencia
b. Ciencia y saber
c. Propiedades del saber científico
d. Propiedades del sujeto de la ciencia
e. Sujeto dividido e intentos de la ciencia de suturarlo
f. La noción "sujeto" con la que opera la ciencia
g. Incompletud y verdad
h. Psicoanálisis con lógica
i. Cosmovisión y particularidad
a. El sujeto de la ciencia
Este estudio de las estructuras clínicas es realizado desde la perspectivadel psicoanálisis. Por lo tanto, el punto de partida, y el tema de este primercapítulo, consiste en definir al psicoanálisis mismo. El psicoanálisis es con-cebido como una práctica terapéutica, que opera como respuesta racionaly, por lo tanto, comunicable, al malestar en la cultura específica del sujetode la ciencia, que se manifiesta como un exceso de malestar. Tal malestar osufrimiento es considerado en forma particular en cada caso, mediante elrescate de las funciones del deseo y de la verdad en el campo del saber. Enel resto del capítulo se justifica esta definición.
Dado que las estructuras clínicas se hallan íntimamente asociadas almalestar en la cultura, hace falta elaborar conceptualmente la dimensióndel malestar, sufrimiento, o dolor en la cultura. Para tal fin se debe con-siderar la tripartición que Lacan introduce1 para distinguir entre natu-raleza, sociedad y cultura. Habitualmente, para diferenciar entre sereshumanos y animales, se intenta oponerlos en el seno de una estructuradual y en consecuencia no se cuenta con el lugar adecuado para colocar a
1. La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud, Escritos 1, pág. 475, Bs.As., 1992.

Alfredo Eidelsztein
las "sociedades" de abejas, hormigas y otras similares. El problema surgedebido a que en tales "sociedades" se verifica la existencia del intercambiode mensajes, la distinción de funciones dentro de los miembros del grupo,etc. ¿Se trata, en estos casos, de naturaleza o de cultura? Esta oposicióndual no alcanza, es necesario introducir un sistema triádico donde se puedainscribir bajo naturaleza, a la sustancia viva y bajo sociedad, a cualquiertipo de articulación entre socios, como por ejemplo: el panal de abejas; asu vez, hay que distinguir netamente estas sociedades de la cultura, queimplica la estructura del lenguaje y a la operación del significante, en elseno de una sociedad de sujetos hablantes.Entonces, siguiendo a Lacan, se propone:
Naturaleza Sociedad Cultura
La sustancia viva La función del socio La dimensión del lenguaje
Sociedad animal/natural (significante)
Sociedad humana
La noción de malestar en la cultura, esencial al psicoanálisis, nunca fueolvidada por los psicoanalistas, pero en una larga etapa de su historia, sela entendió como el malestar surgido en determinada civilización, respectode un pattern o patrón ideal de intercambio social o de estructura familiarsin malestar. Primero, durante un gran período, se creyó que el malestarse introducía en la infancia (etapa de inscripción del trauma) a causa de unpadre excesivamente cruel. Esta teoría fue derivada del mito de la hordaprimitiva de Freud. A partir de ella se desarrolló la noción de filicidio, quetuvo tanto predicamento en su momento. Si esta noción es elevada a unacategoría determinante es porque se entiende que hay un efecto tanáticodel padre sobre el niño que, en comparación con un ideal, se intenta aplacar.Dado que siempre hay un retorno invertido de todo mensaje, el segundomomento implicó el pasaje del padre excesivamente cruel a la ausenciadel padre, el famoso "padre ausente". Estas dos dimensiones son las quehicieron florecer durante décadas, en muchas de las ciudades donde hubopsicoanalistas las así llamadas "Escuelas para padres". La creación de talesescuelas se hizo sobre la suposición de la existencia de un malestar en lacultura por deficiencia en el funcionamiento, en determinada sociedad,de la función paterna. Tal deficiencia es planteada, obviamente, desde laperspectiva de un ideal.
La noción psicoanalítica de malestar en la cultura no trata de eso,aunque es necesario especificar el malestar en la sociedad actual, para asípoder establecer cuál es el tipo de sufrimiento sobre el que el psicoanálisisincide. Existe un malestar en toda cultura que, como se señaló más arriba,es causado por el lenguaje y el significante. Tal dimensión de malestarcomún a toda cultura implica: la pérdida del ser dado del sujeto humano
Las estructuras clínicas a partir de Lacan (Volumen I)
y del objeto natural y, a través de la interdicción del incesto, tales pérdidasse asocian a una nueva dimensión de objeto.
Este malestar ineludible para todo sujeto hablante, sufre modificacio-nes según los cambios culturales y, en este sentido, serán especialmenterelevantes las variaciones de las formas en que cada cultura opera conel saber. La designación "malestar en la cultura", desde la perspectivadel significado del término "cultura" en la expresión original de Freud(Kultur en alemán es próximo a lo que en castellano y en francés sedesigna como civilización, o sea: el conjunto de los conocimientos adqui-ridos por educación o instrucción que inciden sobre el sentido crítico,el gusto y el juicio de cada sujeto), hace que su íntima relación al sabersea evidente.
A partir de estos argumentos se propone la siguiente hipótesis: elsurgimiento del psicoanálisis es una respuesta a un tipo específico de ma-lestar. Hay un malestar específico a la sociedad en la que se desarrolló elpsicoanálisis, y es a causa de la estructura de ese malestar que se produjouna respuesta como el psicoanálisis. Freud la creó; su éxito y su vigenciase deben a que es una respuesta adecuada a la especificidad del malestaren la cultura occidental de ayer y de hoy.
Partiendo de esta hipótesis, se puede sostener que el malestar en lacultura específica, por ejemplo del medioevo, implicaba una estructuratal que no permitía ni necesitaba del psicoanálisis como respuesta. Huborespuestas al malestar específico en ese momento histórico, pero muy dis-tintas al psicoanálisis. Si una "histérica" se consideraba poseída, recurría aun religioso; si una "histérica", por su padecer, se dirige a un médico cuyapráctica se apoya en el saber de la ciencia, su "histeria" es sumamentedistinta de la del ejemplo anterior. ¿Cabe llamar a ambas "histérica" porigual? ¿Es lo mismo una "posesa" que una "enferma"?2
Se debe especificar el malestar en la cultura occidental actual y, a partirde ello, estudiar la adecuación entre ese tipo de malestar y el psicoanálisiscomo respuesta específica. Por otra parte, mediante este razonamiento,se pueden estudiar otras respuestas vigentes al malestar de la culturacontemporánea, como la medicina, la religión y la magia y su relación conel psicoanálisis.
Para que el concepto de cultura occidental que se está utilizando, poseabases firmes como para ser utilizado en psicoanálisis, debe ser sostenido sobreun fundamento de lenguaje. Para tal fin se propone considerar al indoeuropeocomo la base lingüística de lo que se denomina cultura occidental, sin olvidar
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que la misma implica, además, a la tradición judeo-cristiana como la fuentereligiosa y a la ciencia moderna como la modalidad de elaboración del saber.
El indoeuropeo es un lenguaje perdido, vivo hace alrededor de 4.000años, del cual se originó una gran familia de lenguas, muchas de ellas hoymuertas. Entre las muchas de estas últimas se hallan: el hitita, el griegoantiguo, el latín, el galo y el gótico; de las lenguas vivas originadas en elindoeuropeo, se hallan las lenguas romances, el iranio, lenguas de la Indiamoderna, el armenio, el griego moderno, el alemán, el inglés, todas laslenguas escandinavas, el ruso, el polaco, el holandés, etc. El indoeuropeo,además de ser el origen de tal conjunto de lenguas, se caracteriza, a pesar delos siglos transcurridos y de la inmensa superficie del mundo que compren-de, por una sorprendente conservación del vocabulario correspondienteal parentesco. Tal vocabulario de las relaciones familiares bastaría parademostrar el tronco común del que derivan todas estas lenguas. En todoel mundo cultural del indoeuropeo se conserva una estructura familiaroriginada en un padre mítico y transmitida por filiación paterna3. En lospróximos capítulos se hará gran uso de las propiedades del indoeuropeopara resolver cuestiones planteadas tanto en el ámbito de la práctica comode la teoría psicoanalítica.
Se tipifica a la sociedad occidental moderna como "sociedad científica". Elhacerlo implica sostener que todos los otros adjetivos que ella puede recibir yque seguramente se le asignan correctamente, para el psicoanálisis, quedandeterminados o subsumidos por la designación de sociedad científica. Lapresencia de la ciencia y sus efectos es elevada a la categoría de determinantefundamental en la tipificación de la sociedad moderna. Los sujetos de unasociedad así definida serán, consecuentemente, "sujetos de la ciencia".
Aquí se plantea un problema, ya que, dada esta afirmación, se hacenecesario aceptar la noción de "sujeto de la ciencia", lo que contradicealgo que frecuentemente es afirmado en círculos lacanianos. Si se aceptala noción de sociedad científica, los sujetos de esa sociedad serán sujetos dela ciencia, pero ciertos autores lacanianos afirman que "la ciencia forcluyeal sujeto" y, dado que la forclusión es una forma de plantear que algo essuprimido de tal manera que no puede retornar en el mismo campo delque fue excluido, se debería concluir que no hay sujeto de la ciencia.
Sostener que el sujeto de la ciencia está forcluido es un prejuicio queentorpece enormemente la posibilidad de entender las funciones específicasdel psicoanálisis así como muchos de los problemas clínicos fundamentalesque se plantean al psicoanalista.
Es cierto que en algunos textos Lacan sostiene que la ciencia forcluyeal sujeto, así como en muchos otros opera con la noción de "sujeto de la
Las estructuras clínicas a partir de Lacan (Volumen I)
ciencia". Lo que conviene discutir no es si afirmó tantas veces eso y tantasotras lo contrario sino si la enseñanza de Lacan requiere o no la nociónde sujeto de la ciencia. La propuesta es intentar resolver lógicamente sicorresponde y conviene laborar en el psicoanálisis orientado en las ense-ñanzas de Freud y de Lacan, con la noción de sujeto de la ciencia.
Para empezar a pensar este difícil problema y poder tomar partido en lapolémica, se proponen algunos ejemplos "occidentales" que pueden servirpara hacer más evidente la necesidad de la noción de sujeto de la ciencia.Todos ellos son conocidos. El primero es del prefacio de las Memorias deSchreber1, donde él sostiene:
"Cuando comencé este trabajo, no tenía intenciones de publicarlo. Laidea de su publicación fue cobrando forma a medida que avanzaba. Porcierto que tuve presente las exigencias que parecían ser un obstáculopara su publicación, sobre todo la preocupación de no ofender a ciertaspersonas aún en vida. Pero estoy plenamente convencido que tanto parala ciencia como para el reconocimiento de las verdades religiosas, seríaútil que mientras yo viva, las autoridades competentes puedan venir ahacer las verificaciones necesarias en mi propio cuerpo y comprobar lasvicisitudes que he sufrido. Tal consideración debe prevalecer por sobretodo escrúpulo de orden personal."
Es de destacar que para Schreber, el testimonio de su malestar ydel tipo de sufrimiento específico padecido en su cuerpo, tiene comoprincipal interlocutor válido a la ciencia. Y por eso les propone a loscientíficos y en especial a los médicos, hacerle las verificaciones quecorrespondan.
El dirigirse a la ciencia ya implica una modalidad muy peculiar de rela-ción del sujeto con el Otro. Evidentemente, es muy distinto dirigirse a unOtro concebido, por ejemplo, como un Dios único y personificado o comouna ciencia impersonal y anónima. La posición del sujeto es evidentementedistinta según una u otra modalidad del Otro.
El segundo ejemplo es más indirecto pero interesante también. No setrata de la psicosis sino de la histeria. Es de El Nacimiento de la Clínicade Michel Foucault, también de su prefacio". Dice así:
"Este libro trata del espacio, del lenguaje y de la muerte; trata de lamirada.
"... hacia mediados del siglo XVIII, Pomme cuidó y curó a una histéri-ca haciéndola tomar 'baños de diez a doce horas por día, durante diezmeses completos'.
"Al término de esta cura contra el desecamiento del sistema nervioso yel calor que lo alimentaba, Pomme vio "porciones membranosas, pare-
Alfredo Eidelsztein
cidas a fragmentos de pergamino empapado... desprenderse con ligerosdolores y salir diariamente con la orina, desollarse a la vez el uréter dellado derecho y salir entero por la misma vía". Lo mismo ocurrió "con losintestinos que, en otro momento, se despojaron de su túnica interna, laque vimos salir por el recto. El esófago, la tráquea y la lengua se habíandesollado a su vez; y la enferma había arrojado diferentes piezas, ya porel vómito, ya por la expectoración".*
Se destaca este hecho, al menos tan sorprendente como elocuente: elnacimiento de la clínica médica moderna es marcado por Foucault, quees un especialista inigualable en el tema, por el tratamiento médico de lahisteria. Que El Nacimiento de la Clínica comience por un tratamiento mé-dico de una histérica se asocia al hecho de que el comienzo del psicoanálisistambién consistió en el tratamiento médico de una histeria. Quien atendióa la histérica de referencia, la que estuvo en el origen del psicoanálisis,Berta Papenheim alias "Anna O.", fue un médico, el Dr. Josef Breuer, y noel primer psicoanalista, que fue Sigmund Freud.
El último ejemplo que se va a aportar es de neurosis obsesiva, del primercaso importante publicado de neurosis obsesiva, elevado a la categoría deparadigma: El Hombre de las Ratas. Tal como está indicado por Freud,se trata de un sujeto que decide consultar luego de haber leído una obracientífica, la Psicopatología de la vida cotidiana. El Hombre de las Ratasconsulta con el "científico" autor de esa obra de comunicación científica.
Con Schreber y su testimonio a la ciencia, el nacimiento de la clínicamarcado a partir de la relación entre la histeria y la medicina y la inci-dencia sobre los sujetos no psicoanalistas de la publicación de los textoscientíficos de Freud, se hace evidente, por el testimonio de los mismossujetos implicados, que la psicopatología y los casos con los que opera elpsicoanálisis, implican esencialmente a la ciencia.
Pero, aún contando con estos ejemplos, se debe pasar al análisis con-ceptual del tema del sujeto de la ciencia.
Cada cultura implica una modalidad de operar con el saber, que pro-duce cambios en el efecto sujeto correspondiente como en las formas deresponder frente a él. La idea rectora de estas elaboraciones es que lasociedad científica (la cultura que opera con el saber mediante una formacientífica), tiene por correlato un efecto sujeto que le es antinómico. Existeun efecto de la modalidad con que la ciencia opera con el saber: el sujeto dela ciencia, pero tal sujeto le es antinómico a ella misma. Lo que la cienciapropone en un sentido, el sujeto que la misma ciencia produce como efecto,lo hace en el sentido contrario. El efecto sujeto es, fundamentalmente, elsujeto dividido, que Lacan escribe: S. El sujeto de la ciencia es S, aunque
4. "P. Pomme, Traite des affections vaporeuses des deux sexes (4a ed., Lyon, 1769)."
Las estructuras clínicas a partir de Lacan (Volumen I)
la ciencia como tal apunta a lo contrario de la barradura del sujeto, tiendeal sujeto unificado.
b. Ciencia y saber
El psicoanálisis existe en la cultura determinada por la presencia de laciencia. Tal como afirma Lacan:
"La ciencia, en la que estamos atrapados todos, que forma el contextode la acción de todos en esta época en que vivimos, y de la que tampocopuede librarse el psicoanalista ya que también forma parte de sus con-diciones,
El psicoanálisis opera con el sujeto efecto de la presencia del discursode la ciencia. Si el psicoanálisis es contemporáneo, se debe a que su an-tecedente determinante es la ciencia. Si el psicoanálisis se desarrolló enOccidente, es porque la ciencia en el sentido moderno, se desarrolló enOccidente. No habría psicoanálisis si no hubiese habido antes ciencia. Aeste respecto, Lacan afirma:
"Que el psicoanálisis nació de la ciencia es cosa manifiesta. Que hubiesepodido aparecer desde otro campo es inconcebible. "IV
Para justificar lo que se acaba de sostener, se debe especificar qué seentiende por ciencia, ya que sólo así se podrá desarrollar la relación pos-tulada entre psicoanálisis y ciencia, a través del concepto de sujeto de laciencia.
Se especificará a la ciencia como una maniobra sobre el saber. Cienciaes una modalidad determinada de operar con el saber, o sea, sobre lasrelaciones internas entre los elementos del conjunto de los significantesy sus relaciones con lo real y el sujeto. Esta maniobra sobre el saber tie-ne muchas características que se enumerarán; el estudio de las mismaspermitirá establecer qué significa concebir al psicoanálisis como una res-puesta al malestar en la cultura consecuente de la maniobra de la cienciarespecto del saber y sus efectos. Esta forma de definir a la ciencia comopura maniobra sobre el saber permite distinguirla del conocimiento y dela tecnología.
A través de la ciencia, se acentúa la trascendencia de la función del saber.Si no resulta evidente la causa de esta trascendencia del saber en generalpara la concepción del sujeto humano hablante, tan sólo cabe mencionarque el surgimiento del último estadio de desarrollo del ser humano, fue yes caracterizado por la antropología como la aparición del homo sapiens.
Alfredo Eidelsztein
Además, cabe recordar y acentuar que toda la práctica y la teoría analítica,especialmente la lacaniana, están atravesadas por el problema del saber.Como ejemplos de lo que se acaba de afirmar, se propondrán cuatro:
le) Que una definición fundamental de inconsciente consiste en pos-tularlo como una modalidad del saber: el inconsciente es un saber nosabido.
2S) Que la defensa fundamental que el psicoanálisis descubre respectoal inconsciente, más que la represión, es no querer saber nada de eso.
3Q) Que la entrada en análisis radica en la constitución del sujeto su-puesto al saber.
49) Finalmente, el fin de análisis como cambio de posición subjetiva, escaracterizado por la emergencia del deseo de saber. O sea, "neurótico" esno querer saber nada de ello, "analista" es una posición subjetiva, carac-terizada por el deseo de saber.
Para resumir:
"Asípues, la experiencia psicoanalíticapone en el centro, en el banquillo,al saber. "v
Por saber, en general, se entiende: un tipo de ligazón, una cierta redque se establece entre los significantes que, a partir de cierto momentohistórico (en este caso la posición socrática que implica un corte con el"saber" mítico), está vinculado a ciertas exigencias de coherencia y derazón. El saber así definido es el saber articulado y comunicable sobre labase de la coherencia, que se comienza a producir mediante la elaboraciónde la episteme por parte de los filósofos griegos, a partir del saber-hacer(savoir-faire), que originalmente estaba en manos de los esclavos y artesa-nos y que luego pasó a los amos mediante su conversión en formulacionesteóricas y, consecuentemente, comunicables.
El saber así definido debe ser distinguido de la tecnología, por unlado, o sea, el conjunto de las manipulaciones de sustancias e inven-ciones de objetos y dispositivos a partir de las aplicaciones del sabercientífico y, por el otro, del conocimiento. Esta última distinción remitea una verdadera teoría del conocimiento desarrollada por Lacan. De ellasólo se tomará la concepción del conocimiento, como la relación entreel sujeto, en este caso el yo, y el objeto, concebida como co-nacimiento(co-naissance: conocimiento y co-nacimiento), o sea, el surgimiento si-multáneo y aparejado del uno y del otro y su coaptación imaginaria (launión de elementos a través de sus propiedades naturales). Pero en elsujeto humano hablante, tal relación de conocimiento está doblementealterada: por un lado, en lo que Lacan designa como el conocimientoparanoico, o sea, todo lo contrario a la coaptación natural, ya que siendo
Las estructuras clínicas a partir de Lacan (Volumen I)
paranoico (para: "al lado de, al costado de" y noia, de "nous": espíritu omente), es "del otro", implicando la alienación imaginaria, que producela más profunda desconfianza y el celo. Características que Freud hacederivar del odio como vínculo original a todo lo no-yo por parte del yoy que Lacan articula a la tensión erótico-agresiva del estadio del espejocomo formador del yo. Por el otro, la imposibilidad, en el mundo humano,de una estricta comunidad entre el sujeto/yo y el otro/objeto, debido aque en el sujeto hablante siempre se interpone un elemento tercero. El"desconocimiento" como función yoica, es justamente no querer sabernada del elemento tercero, y en este sentido se distingue de la ignorancia,que perfectamente puede ser "docta".En palabras de Lacan:
"Lo que descubrimos en la menor experiencia del psicoanálisis es cierta-mente del orden del saber y no del conocimiento... Se trata precisamentede algo que une a un significante S¡ con otro significante S2 en unarelación de razón. "Vl
¿Cuál es, desde la perspectiva del psicoanálisis, la maniobra fundamen-tal de la ciencia respecto del saber? Que forcluye la verdad. ¿Cuál es lamaniobra freudiana que caracteriza al psicoanálisis respecto al campo delsaber así establecido por la ciencia? Que restituye la función de la verdaden el campo del saber científico.
Lacan, a este respecto, sostiene en La ciencia y la verdad que la sub-versión freudiana consistió en producir un retorno, que es el retorno de laverdad al campo del saber tal como lo estructura la ciencia. Lacan realizaun retorno a Freud, pero Freud también se caracteriza por un retorno.La articulación entre ciencia y psicoanálisis es íntima y esencial, dadoque la ciencia forcluye a la verdad del seno de su saber y el psicoanálisisla restituye.
¿Cuáles son las propiedades de la maniobra sobre el saber que carac-terizan a la ciencia moderna? Antes de responder esta pregunta cabeaclarar que en la actualidad (como siempre ha sido) coexisten variasmodalidades de operar con el saber: hay un saber que es científico yhay saberes vigentes que no lo son. Si se va a la curandera porque, porejemplo, un hijo tiene enuresis, ella va a decir que se debe calentar unladrillo y ponerlo debajo de la cama a la noche u otras prácticas por elestilo. ¿Por qué no dice que se debe atravesar con una aguja el muñecoque representa a la persona que hizo el daño? Porque "se sabe" o "ellasabe" que para la enuresis son indicadas tales maniobras y si fue hechoun "trabajo", para destrabarlo, son indicadas tales otras. No todo saberes saber científico, pero el saber científico no es el único tipo posible desaber. Conviene, entonces, avanzar en la dirección que permita decir qué
Alfredo Eidelsztein
propiedades debe poseer un saber para ser considerado científico, en elsentido moderno del término.
c. Propiedades del saber científico
Entre las propiedades que debe contar una maniobra sobre el saber paraque sea considerada científica se destacan: racionalidad, matematización,comunicabilidad, carencia de memoria, acumulación del saber, partir deun acto de fe, contar con el principio de identidad, y la fundamental: laforclusión de la verdad como causa. Estas no son todas las propiedades dela ciencia5, ni siquiera del saber de la ciencia, tan sólo son las más impor-tantes a la hora de su articulación con el psicoanálisis. Se las analizaráahora una por una.
ls) Racionalidad: todos los argumentos sostenidos por el saber científicodeben poder responder a la pregunta "¿por qué?", mediante razones lógi-cas y coherentes que puedan llevar a comprobaciones y/o refutaciones, sinrecurrir a respuestas obtenidas por revelación, creencia, citas de autores olibros sagrados. Esta propiedad tiene un límite: la ciencia no puede dar unaexplicación racional para todos sus argumentos, siempre resta al menosuno que no se puede justificar, como, por ejemplo, el axioma. Que hayasiempre al menos uno que no se pueda justificar racionalmente, no quitala obligación de que todos los otros sí lo sean, o que se intente hacerlo.
El psicoanálisis debe inscribirse en la legalidad de esta propiedad dela ciencia, o sea, debe justificar o, al menos, intentar justificar sus argu-mentaciones en forma racional. No sólo porque Freud y Lacan lo hacen ylo sostienen por doquier, sino para conservar su articulación con el sujetode la ciencia y su relación con los otros discursos.
22) Matematización o formalización: para que un saber en la actualidadsea considerado científico, debe contar con un pasaje a la matematizacióno formalización en la elaboración del "lenguaje" que le corresponde.¿Por qué? Porque la matematización o la formalización es la vía de lacomunicación científica. Más aún, Lacan considera que el nacimientode una ciencia en el sentido moderno, se corresponde con la producciónde su álgebra.
El saber de la ciencia debe ser comunicable, más aún, debe tender a serenteramente comunicable. Para este fin, cuenta con el materna como formaprivilegiada de comunicación, porque éste es enteramente transmisible. Loque significa un poema jamás puede ser enteramente transmisible. Lo que
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alguna de sus estrofas significa para alguien jamás puede ser completa-mente comunicado. Por el contrario, el materna, la fórmula matematizada,es o tiende a ser enteramente transmisible.
La ciencia, al ser un saber comunicable, se diferencia del saber de lareligión, de la brujería y de la hechicería, en la medida en que estos últimossiempre conservan en la esencia de su transmisión, algo intransmisible,inefable o misterioso. La bruja o el hechicero poseen un saber pero esesaber se caracteriza por no ser transmisible formal y racionalmente.
El saber de la ciencia es esencialmente comunicable. ¿Cuál es la víaque elige la ciencia para hacer comunicable su saber?: la matematización.Lacan matematiza en psicoanálisis porque intenta mejorar y adecuar lacomunicabilidad del saber del psicoanálisis, y de esta forma avanzar ensu cientificidad.
Dado que el materna carece de significado es enteramente comunica-ble. Por ejemplo: S(A), el significante del Otro barrado, es enteramentecomunicable. Con lo cual no se está afirmando que todo el psicoanálisis, otodo un psicoanálisis sea enteramente comunicable, sino que el maternaen sí mismo lo es. Si se escribiese o se narrase por horas lo que significóen determinado momento de la vida o el análisis de alguien el S(A), no selograría su entera comunicabilidad. Pero lo que en la teoría articula S(A)sí lo es. En el grafo del deseo, el materna con el que se está ejemplificandotiene una posición precisa, exacta, entre los otros maternas; en el ámbitode las relaciones entre significante y significado tal posicionamiento esimposible. El procedimiento algebraico, que es de pura letra, escapa a larelación significante/significado, tal como lo expresa el algoritmo saussu-reano de Lacan: -f-, y al desprenderse del significado, se hace apto para laescritura de cada uno y de todos los casos particulares, ya que el significadoremite al sujeto en su condición particular.
Pero se debe hacer una salvedad. Aunque el materna es una herramientapara la transmisión, aunque él es enteramente transmisible, el maternano puede transmitirlo todo. Con S(A) y el resto de la batería de maternas,nunca se puede comunicar todo un caso de análisis. Al matematizar lacastración del Otro mediante S(A), lo que se logra es poder transmitir esanoción en una modalidad científica, lo que no quiere decir que el maternapermita comunicarlo todo, ni siquiera de la castración del Otro.
32) Comunicabilidad. La ciencia matematiza al saber para hacerloformalmente comunicable. En el mundo de la ciencia, ¿qué valor tiene undescubrimiento si nadie se entera de él? ¿Qué valor tiene una investigaciónsi su autor no la comunica?
Si se quiere contar en psicoanálisis con algún nivel de rigor científico, lomínimo esperable y deseable es hacer progresar la comunicabilidad de susaber y distinguirlo netamente de toda modalidad ocultista, mística o eso-
Alfredo Eidelsztein
térica de operar y transmitir el saber. La comunicabilidad en psicoanálisisestá limitada en la comunicación de los casos por el secreto y la privacidadcomo contexto necesario de la escena analítica y por lo particular de cadacaso. Además, no hay en el psicoanálisis un sistema teórico unificado.Pero el psicoanálisis está obligado, como toda elaboración del saber confinalidades prácticas y pretensión de cientificidad, a comunicar pública-mente sus principios teóricos, la evolución de los mismos, las inevitablescontradicciones y paradojas que la elaboración conceptual no puede evitar(ya que el orden simbólico no es completo) y responder racionalmente alos "por qué" que genera su aplicación sobre lo real.
No alcanza con comunicar los resultados, el psicoanálisis no es sólo unaexperiencia, se deben explicitar y comunicar las causas, tanto del padecercomo de la curación, y someterlas a discusión racional, o sea, permitir yfavorecer su examen y crítica. Como dice Lacan:
"... pretendemos allanar la posición científica, al analizar bajoqué modo está ya implicada en lo más íntimo del descubrimientopsicoanalítico. "v"
En este sentido se da una gran paradoja. La enseñanza de Lacan, quefue quien más apuntó a la matematización, y así a la comunicabilidad delpsicoanálisis, es aquélla que en la actualidad se presenta más entorpecidaen su transmisión. Una parte importante de la transmisión del psicoanálisisde orientación lacaniana se hace con modalidades muy poco científicas ybastante parecidas a modalidades religiosas o afines.
49) Carencia de memoria. La ciencia no tiene memoria. Para dar cuentade esta propiedad de la operatoria sobre el saber característico de la ciencia,se partirá de una pregunta. ¿Cómo es posible que después de cien añoso más, los analistas sigan basándose tanto en Freud? Eso es extraño, nosucede en ninguna de las ramas de la ciencia. Es cierto que los nombres delos grandes físicos, matemáticos y químicos de hace un siglo o más estáninscriptos en los mármoles, sus libros están en las bibliotecas de las uni-versidades, pero hoy ya no significan nada en lo que hace a la práctica oa la investigación de los científicos, sólo tienen un valor histórico. Porqueel físico, el químico o el matemático están abocados a lo que se producede nuevo cada día, y se desinteresan, en su tarea de investigación, de lahistoria de su especialidad. La obra de Freud no es "el pasado" para elpsicoanálisis, no está en su memoria como la obra de otros fundadores deotras ciencias. Hay aquí una notable diferencia.
¿En qué radica el olvido como propiedad de la ciencia moderna? El olvidoespecífico de la ciencia es con relación a la historia, de su historia; ella notiene memoria del drama subjetivo del sabio, implicado en cada "revolu-
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ción científica". Por el contrario, en el psicoanálisis nunca van a dejar deestar presentes las huellas del drama subjetivo de Freud. Por siempre lasmarcas del deseo de saber de Freud6 y su derrotero van a estar en la es-tructura misma del psicoanálisis, porque el psicoanálisis justamente operaasignándole una función esencial a la historia y a la posición del sujeto enella, a sus actos y al recuerdo de los mismos.
Este olvido de la ciencia del drama subjetivo del sabio implicado ensus progresos y revoluciones, no implica la forclusión del sujeto, sinojustamente no querer saber nada de la verdad de lo que significó para élsu propio acto.
El no tener memoria, que significa no recordar el drama subjetivo,debe ser articulado, aunque parezca paradójico, con el hecho de que laciencia no olvida nada. La ciencia no tiene memoria del drama subjetivoque implicó cada uno de sus avances más significativos, pero no olvida,no puede olvidar, en su argumentación, ninguna ley, ningún principio,ninguna propiedad. En su campo no se admiten los lapsus de memoria,para ella son sólo errores. No se le puede permitir a ningún científico queolvide ninguna ley o principio aceptado.
El sabio, en su quehacer científico, no está autorizado a olvidar ningúndato relevante, aunque, por otra parte, olvida en la concepción de susnociones toda la historia subjetiva implicada por su ciencia y, consecuen-temente, la suya propia.
5e) Acumulación de saber. El saber de la ciencia moderna se caracte-riza por una acumulación enorme, lo que se podría describir como unaacumulación capitalista en la ciencia. De eso seguramente, se tiene unasensación clara. Ya nadie puede saber ni esperar saber todo, ni siquierade la sub-especialidad a la que esté abocado. Ya nadie puede detentar todoun saber, porque la acumulación es tan colosal, que resulta materialmenteimposible. No por nada las computadoras son imprescindibles, porque nohay sujeto que sea capaz de recordar los millones de datos de memoria7.
Esta acumulación del saber se articula a la figura moderna del sabio, ycon él al mérito y al examen como forma emblemática del saber moderno.
62) Partir de un acto de fe. La ciencia moderna implica, aunque parezcamentira, un acto de fe. Lo que es lo mismo que decir que en la estructurade la ciencia moderna está inscripta la tradición judeo-cristiana, en la quese origina la posición caracterizada por la fe.
Alfredo Eidelsztein
La noción de verdad para los hebreos, emunhá, era una dimensión deverdad que significaba seguridad, confianza en un Dios, que era lo único ensí mismo verdadero y, por lo tanto, a lo que se le podía tener fe. Esta nociónde verdad hebrea debe ser distinguida del significado del otro término queen esa lengua designa a la verdad: emet, más próxima al significado deveracidad en castellano. Se afirma frecuentemente que existe una íntimarelación entre la ciencia moderna, la Grecia antigua y la tradición judeo-cristiana, pero no es tan evidente el por qué. De la primera ya se destacóla operatoria de racionalización sobre el saber-hacer del esclavo a partirdel momento en que se atacó las bases de credibilidad del saber mítico.La relación existente con la tradición judeo-cristiana y la ciencia modernapasa (entre otras características) porque el acto de fe de aquélla es aquélen el que se funda la ciencia de Occidente.
Este acto de fe posee dos caras y se lo puede ejemplificar con dos frasesde Einstein, ¡quién mejor! La primera es: "Dios no engaña". Esta afirma-ción se basa en un acto de fe y significa que Dios no cambia la estructurade lo real con el fin de mentir o engañar. Los dioses griegos y romanos síengañaban y estafaban a los seres humanos. La historia de Sosias es muyelocuente de la forma en que eran entendidos ciertos fenómenos en elmundo de la Grecia antigua.
La tradición judeo-cristiana parte de un acto de fe. Consiste en sos-tenerse en la creencia en un Dios omnipotente que no engaña. Y es porpartir de una posición así que, por ejemplo, se pudo empezar a hacerexperimentación, porque se comenzó a confiar en que existe una racio-nalidad inalterable (sostenida en Dios y por él) detrás de todos los datosreales.
Este acto de fe es el que permitió que Descartes, quien se encuentraen los orígenes de la forma moderna de la ciencia, pueda dudar metódica-mente de todo lo aportado por los sentidos o lo que se tenía por conocido,pero sosteniendo esta duda en no siendo Dios engañador, ..."Vl", loque garantiza, entonces, la verdad de lo que se puede llegar a saber.
La segunda dimensión de este acto de fe es la indicada por la otra frasede Einstein: "Dios no juega a los dados". Se afirma así que la estructurade lo real es racional8, en este caso significa que no es azarosa. Estas ideasal no ser hoy día de validez universal para los científicos, parecen suponertambién un acto de fe. Para reconocerlo sólo hay que tener presente laexistencia de la física cuántica.
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72) Contar con el principio de identidad. La ciencia funda la argumen-tación de lo que sostiene en el principio de identidad. Ella arranca de la leyque enuncia que "A = A", fundamento implícito del álgebra. Lacan llamaa esta maniobra "la infracción original de la ciencia"lx, ya que, si "A" esuna letra, no significa nada en sí misma (ni siquiera una forma constantede su escritura), sólo es la diferencia respecto de todas las otras, y si sóloes diferencia (en su esencia: un elemento diferencial último), carece deidentidad consigo misma.
8e) Forclusión de la verdad particular o subjetiva. Toda cristalizaciónde la actividad simbólica posee una función creadora de verdad; así laúltima característica de la ciencia, que aquí se indica, consiste en su posi-cionamiento respecto de la verdad: ella forcluye a la verdad del seno de susaber. Esto es, que la ciencia erradica la función de la verdad particularo subjetiva de sus explicaciones. Se requiere considerar, para aceptarlo,la distinción entre exactitud y verdad. La ciencia, siendo que opera conla exactitud, la adecuación de lo que se dice de algo con lo que ese algo es(como por ejemplo su medida o peso), no permite que la verdad subjetivadel científico cumpla papel alguno en sus argumentaciones o teorías.
Karl Popper, uno de los epistemólogos más famosos de la actualidad, aeste respecto afirma:
"... mi tesis de que una experiencia subjetiva, o un sentimiento de con-vicción, nunca pueden justificar un enunciado científico;..."*
Es ésta una formulación concisa y precisa de la erradicación completaen el campo de la ciencia, de la función de la verdad subjetiva. Nunca loque es verdad para alguien, por más prestigioso que sea, puede ser la jus-tificación de ningún enunciado científico.
Además, a la exactitud se opone lo inexacto, mientras que a lo verdaderose opone lo falso, pero como mentira. Motivo por el cual, la verdad implicasiempre a un sujeto.
d. Propiedades del sujeto de la ciencia
Se afirmó más arriba que el sujeto de la ciencia, el sujeto entendido comosu efecto (el S, S barrado), resulta antinómico a los principios de aquélla.Antinómico" quiere decir que el sujeto efecto de la presencia de la ciencia,Posee propiedades tales que se oponen a todas las características que seacaban de reseñar como siendo las de la ciencia. Las ocho característicasdel saber como producto de la maniobra científica mencionadas anterior-mente, son contrariadas por las propiedades del sujeto de la ciencia. Por
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lo tanto, respecto del sujeto con el que se opera en psicoanálisis se puedeafirmar que:
1Q) Racionalidad. El sujeto del inconsciente, y el inconsciente mismo,se caracterizan por un rechazo fundamental de ciertos principios de laracionalidad de la lógica, tal como ella es planteada en el seno de la cienciamoderna. Por ejemplo, en el inconsciente no opera el "principio de contra-dicción". En Lo inconsciente Freud afirma sin ambigüedad alguna, que enlo inconsciente no hay contradicción, o sea, que no impera el principio queafirma: "ningún ente puede ser al mismo tiempo 'P' y 'no-P'". La ausenciadel principio de contradicción, como propiedad de la lógica del inconsciente,no como la ausencia de lógica en él, establece que para lo inconsciente algopuede ser 'P' y 'no-P' a la vez.
2Q) Matematización. La formalización o la matematización debe sercomunicada ella misma, o sea, los llamados lenguajes naturales son nece-sarios para comunicar, para enseñar las matematizaciones de los lenguajesartificiales (como en el caso en el que las matemáticas se enseñan en caste-llano), lo que rompe con el imperio de los lenguajes matematizados sobrelos naturales y, consecuentemente, con la jerarquía de los metalenguajes.La formalización nunca dejará de ser dependiente, en este sentido, de loslenguajes "naturales".
3e) Comunicabilidad. La comunicabilidad entre los sujetos se hace me-diante los lenguajes naturales no matematizados. La comunicabilidad decualquier decir, dado que se hace sobre la base del significante y, dada supropiedad inevitable de ambigüedad, implica el reino del malentendido, locontrario de lo claro y distinto del método cartesianoxl, base del espíritu dela comunicabilidad científica moderna. Por lo dicho en 1Q) y 2Q) se deduceque es ineliminable el efecto sujeto dividido en el campo de la comunica-bilidad y el intercambio entre los sujetos en la ciencia moderna.
4Q) Carencia de memoria. La teoría del inconsciente de Freud se basaen una concepción de la memoria. Ella afirma que la memoria es doble-mente fallida, tanto por el lado del lapsus, que es la entrada de la verdadpor la vía de la equivocación, como del lado del recuerdo encubridor,que indica cómo lo real queda incorporado a la trama discursiva: en unaescenificación que ella genera. La memoria, como fallida y encubridora,coincide con el sujeto. El no puede recordarlo todo, ni olvidar algo pormás que quiera, aunque lo recordable no tenga otra estructura que lade una ficción.
5Q) Acumulación del saber. El saber en su dimensión esencial, es causan-te de cambios a través de lo que en él falta. La falta en el saber, el "saberno sabido", funciona como "deseo de saber", o sea, que se convierte en el
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motor de los actos en busca de saber. Es lo que falta en lo que se sabe yno la acumulación, por más grande que sea, lo que causa el movimientohacia el saber. Hoy, que se puede acumular una cantidad enorme de saber,el más sabio, no es el que más tiene acumulado.
69) Partir de un acto de fe. Por más fe que se posea, no se puede evitar elencuentro con la siguiente dimensión de Dios (o en términos de psicoanálisislacaniano "el Otro"): él puede engañar. No hay garantía de lo que del Otroproviene, pero también, y quizá más significativamente, se puede engañaral Otro, lo que demuestra la falla más radical de su omnipotencia.
7e) Contar con el principio de identidad. Por la legalidad del signifi-cante, que implica que cada uno de ellos sólo es la diferencia respecto detodos los otros, es imposible, en el sentido matemático de imposibilidad,que "A = A". Si un significante no significa nada, menos que menos pue-de ser, en lo que significa, idéntico a sí mismo. Desde la perspectiva delsignificante como pura diferencia, "A" no es igual a "A", lo que hace dela identidad del significante algo imposible0. Las frases "mi padre es mipadre" y "mi padre no es mi padre", son ambas plenas de sentido, ya queno es necesariamente cierto que, para todo sujeto: su padre sea su padre,ni que afirmarlo sea caer en una tautología. La lógica e importancia delas identificaciones se sostienen, justamente, en la falta de identidadsignificante del sujeto.
Ni siquiera la letra, como la estructura del significante localizado, escapaa la imposibilidad absoluta de la identidad.
8S) La forclusión de la verdad. La verdad opera como causa. La verdades un efecto del saber, o sea, de la articulación de los significantes que seintroduce en lo real a través de la pregunta del sujeto y se ve modificadapor los cambios en la estructura del saber, pero como efecto ineliminable,se convierte en causa de propiedades del mismo. Tal dimensión de la verdades designada por Lacan como:
"... las leyes de una gravitación que le es propia (al discurso) y que sellama la verdad. "x"
De esta forma metafórica Lacan eleva la verdad para el discurso, a unaposición homologa a la de la ley universal de gravitación en el mundo físico.Lo más determinante del discurso, en cuanto posicionamiento del sujeto,es la verdad, forcluirla de los argumentos imposibilita la localización delsujeto. La prueba de la presencia de un sujeto en una argumentación es
'• El "A = A" se lo encuentra parcialmente también en la obra de Freud, dado su postuladodel Principio de identidad.
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la respuesta afirmativa a la pregunta sobre si el argumento puede estarhecho para mentir.
Así se ve cómo cada una de las características de la modalidad científicade operar con el saber es contradicha por el sujeto con el que se opera enpsicoanálisis, que es el mismo, aunque parezca paradójico, que se producecomo efecto de la ciencia.
Además de estas propiedades del sujeto de la ciencia, que lo plantean,cada una de ellas, como contradictorio con los principios de aquélla, y quedemuestran su división, hay que destacar, que aún existe otra dimensiónde la división del sujeto en torno a la ciencia que debe ser considerada. Estamodalidad de la división es la que se plantea entre el sabio, el sujeto quese supone que sabe, y cierta dimensión de ignorancia que le es propia10.
La ciencia es capaz de saber, de ese lado se coloca al sabio, el que sesupone que sabe; por el otro, no se sabe qué quiere la ciencia, o sea, no sepuede evitar la nesciencia, que se vincula siempre al deseo11. El científico escapaz de saber qué puede hacer y hasta qué puede llegar a saber, pero quedadividido por un punto de nesciencia, ya que no puede saber qué quiere comocientífico y qué quiere la ciencia en sí misma. Muchos de los problemas de laactual discusión sobre la ética del proceder científico, se derivan del hechode que la ciencia, como los científicos, no saben lo que desean.
e. Sujeto dividido12 e intentos de la ciencia de suturarlo
Hay respuestas de la ciencia para contrarrestar el efecto antinómicoque se viene describiendo, o sea, el sujeto dividido y su correlato: el Otroincompleto. Son fundamentalmente dos, muy dispares entre sí, aunquearticuladas en un punto: la lógica simbólica moderna y la psicología13.
Las estructuras clínicas a partir de Lacan (Volumen I)
i*
Desde la perspectiva del psicoanálisis, la lógica simbólica es una de lasmodalidades fundamentales de la ciencia de suturar al sujeto dividido.¿Qué es suturar al sujeto dividido? Sutura designa la maniobra de hacero coser de dos, uno. Donde está el intervalo, la hiancia, la abertura, seintenta una sutura. Que la lógica sea una de las principales formas desutura desarrollada por la ciencia se articula perfectamente con lo que seafirmará más adelante respecto a la esencia lógica del inconsciente, delsujeto y del objeto a. Lógica será la principal vía del intento de sutura;lógica también será la vía por la que el psicoanálisis tendrá una chance demantener operante la apertura. El otro recurso de la ciencia para contra-rrestar el efecto contrario que es el sujeto dividido, es la psicología, o sea,la ciencia del hombre. Entonces, la ciencia moderna tiene dos maniobraspara suturar al S: la lógica simbólica moderna y la psicología.
En el contexto de estas elaboraciones se considerará a la lógica de dosmodos distintos:
1) Como disciplina, la que comenzando con Aristóteles, pero conociendoantecedentes más antiguos, termina convirtiéndose en la lógica simbólicamatemática. Para varios de los estudiosos de la filosofía de la lógica es dudosoque exista un "carácter esencial" para la definición de la lógica, aunque parala gran mayoría de los lógicos modernos, la lógica es el estudio y el estableci-miento de los principios o cánones de la argumentación válida, o de la validezde la inferencia. En este sentido, puede decirse que una reflexión lógica secaracteriza por partir de proposiciones consideradas verdaderas sin requerirdemostración, todas las restantes proposiciones son derivadas de las inicialesy, finalmente, el proceso de derivación debe ser realizado sin dar por supuestosotras proposiciones. O sea, la lógica como disciplina se ocupa de las relacionesde consecuencia entre las premisas y las conclusiones de una argumentacióncorrecta. Desde esta posición son muchos los autores que ven en la lógica ala ciencia de las ciencias, ya que indicaría el correcto razonamiento de todainferencia científica, más allá de cualquier contenido.
Así definida, se hace necesario articularla y distinguirla de la psicología,dado que ésta sería, al menos en una perspectiva, la ciencia que estudiaríael correcto funcionamiento del pensamiento y sus fallas. Este punto deconfluencia entre lógica simbólica y psicología, se ve claramente, por ejem-plo, en el título de la obra de Boole, "Las leyes del pensamiento", y en ladefinición de lógica de Frege como "un lenguaje simbólico del pensamientoPuro". El haber planteado a la lógica simbólica y la psicología como las dosmodalidades de la ciencia moderna de suturar a su efecto sujeto, guardacoherencia con el hecho de que efectivamente, desde el campo de la mismalógica, se produce la asociación con la psicología.
Desde esta perspectiva, cabe destacar que, desde que hay lenguajey seres hablantes, y no hay lo uno sin los otros, hay, necesariamente,
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en forma intra e intersubjetiva, disputa, discusión y refutación. Desdeel mismo origen, los seres hablantes llevaron a cabo inferencias y so-metieron a crítica tanto las propias como las ajenas. Esto sigue siendoasí, obviamente, en la actualidad. Pero el surgimiento de la lógica comodisciplina en el mundo griego, se produce a partir de cierto agotamientode la religiosidad mítica como forma de concebir lo sobrenatural. Lamitología fue una modalidad del pensamiento religioso que carecía, porsu misma estructura, de la posibilidad de crítica racional interna. Lareligión con ambición de racionalidad surge justamente con la confluen-cia de la fe monoteísta hebrea y la racionalidad helénica llevada a cabopor el cristianismo. En esta tradición, y no podía ser en otra, surgen laciencia moderna y la lógica simbólica.
2) Como un razonamiento sostenido en argumentos explícitos, concoherencia entre sí, cuya validez surge de esa misma articulación y nodel uso por parte de los teóricos profesionales de la lógica o de sus le-yes. La formulación del razonamiento deberá tener una forma tal quepermita el planteamiento de la pregunta clave sobre sí mismo: "¿porqué afirma lo que afirma?". A su vez, la modalidad de la respuestadeberá posibilitar a su vez la crítica racional. En psicoanálisis estos"principios" argumentativos deben ser considerados, porque son recla-mados desde la posición que se ha denominado "sujeto de ciencia". Enla experiencia psicoanalítica, esta dimensión lógica: que el sujeto diga"¿por qué?", es la que anuda la lógica con la posición ética, ya que eldecir "por qué" introduce la dimensión de responsabilidad acentuadapor el inconsciente.
En psicoanálisis, en relación con la lógica simbólica moderna como ladisciplina arriba descripta, no se aceptarán muchas de sus leyes funda-mentales. A partir de Freud, se postula que el inconsciente está regidopor una lógica que no respeta los principios de no contradicción, terceroexcluido e identidad. Desde el mismo campo de la lógica simbólica mo-derna, se postula hoy día la existencia de lógicas válidas desde la propiadisciplina, que tampoco respetan tales principios, como, por ejemplo, laslógicas plurivalentes, informales y paraconsistentes.
Cabe destacar, además, que también en el mismo campo de la lógicasimbólica, se ha introducido: 1) el problema del no-todo (a través de lasinvestigaciones de Alonzo Church); 2) el descubrimiento de las paradojasinternas de los sistemas de Cantor y Frege y 3) la crítica de Brower a launiversalidad del principio del tercero excluido. Estos desarrollos han mi-nado, en el campo de la lógica simbólica la ilusión del todo completo, deluniverso sin fallas.
Desde Lacan y para el psicoanálisis, se rechaza la validez de la aplica-ción de las nociones de universo de discurso (Augustus De Morgan) y de
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nietalenguaje (Alfred Tarski). En psicoanálisis se sostiene lo contrario:"no hay nietalenguaje", en el sentido de un lenguaje que, por ser superiora un lenguaje "natural" o "lenguaje objeto" supere los efectos estructura-les de todo lenguaje, o sea, no hay nietalenguaje que pueda ser hablado14."No hay universo de discurso"15, como conjunto universal, como un Otrocompleto o un orden simbólico sin fallas.
Otra de las características de esta lógica simbólica, importante de des-tacar, es que ella reduce la verdad a un juego de letras, "V" y "F". Para elsujeto hablante la verdad tiene un valor dinámico eminente, implica unafuerza dialéctica. O sea, la verdad como motor del movimiento es totalmenteborrada del campo de la lógica, donde pasa a ser sólo un cuadro inerte.
Se ve así que la lógica simbólica sostiene principios que niegan la divi-sión del sujeto, y la incompletud del Otro.
Cabe, a esta altura, incluir entre los argumentos referidos a la in-completud del Otro, el que afirma que todo orden simbólico se muestraincompleto a la hora de justificar formalmente los axiomas sobre los quese funda lo que es obvio con sólo recordar lo que "axioma" quiere decir. Es"lo que merece ser creído o considerado digno", y en los sistemas formaleses aquella proposición primera considerada evidente e indemostrable.
La otra dimensión que propone la ciencia para unir al sujeto dividido queella produce, es el desarrollo de la ciencia del hombre: la psicología. La psico-logía como ciencia moderna, se funda en la maniobra que hace del sujeto unobjeto de estudio, un objeto de conocimiento científico. De esta manera, lapsicología tiende a cerrar el efecto sujeto, suturarlo, mediante la objetivación.¿Cuál es el nombre del sujeto convertido en objeto?: el hombre. Entonces, comoobjeto de estudio, el sujeto es tomado en una aparente unidad del hombre.
El sujeto dividido al convertirse en objeto de estudio, pierde toda po-sibilidad de condición particular, ya que, lo que se pueda decir de él comoobjeto de estudio, será válido para la inmensa mayoría de los mismos,considerados como unificados, equiparables y normales.
Esta es la maniobra objetivante más grande y prestigiosa que jamáshaya existido, dado el reconocimiento que la ciencia posee en la actualidad,al que se puede denominar "sacralización de la ciencia".
Más allá de las implicancias subjetivas del desarrollo de las concepcionesde la lógica simbólica y la psicología, hay otro efecto de la presencia dela ciencia en la subjetividad moderna, una verdadera usina de malestar.Dada la universalización generada por la ciencia, se considera a todos lossujetos por igual, borrando así las diferencias particulares propias de lacondición subjetiva. El que la ciencia tome a todos por igual, más todas las
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propiedades antes reseñadas, producen en la subjetividad moderna efectosde malestar muy especiales.
Entre ellos, por ejemplo, según la designación de Freud: "el narcisismode las pequeñas diferencias" y la política de segregación que esto produce,innegablemente son consecuencia, respuesta, a que la ciencia postula atodos por igual. Los seres humanos modernos, los de fin de este siglo sedesesperan tratando de hallar la diferencia que fundamente su identidady la manera más frecuente e inútil de hacerlo es segregando al de al lado.El nazismo podría ser considerado como el ejemplo más sobresaliente.
También parece innegable que el incremento de los fanatismos religiososes otro efecto de la presencia de la ciencia. El incremento de los fanatismosreligiosos es un efecto de la presencia de la ciencia, porque esa forma dereligiosidad es un retorno a lo irracional, que fuera erradicado progresiva-mente por la racionalidad científica. Pero dado que contempla la funciónde la verdad subjetiva, es una opción que cautiva a un inmenso número desujetos. La ciencia impone por doquier un discurso racional que forcluyela verdad. Los fanatismos religiosos reintroducen la verdad pero sobre labase de la discriminación y la irracionalidad de las explicaciones.
Se verifica que a más desarrollo y extensión de los efectos de la presenciade la ciencia, les corresponde más religión, más mística y más magia. Alcontrario de lo que muchos creyeron durante varias décadas del comienzode este siglo.
Dentro de este cuadro, el psicoanálisis como respuesta terapéutica almalestar en la cultura moderna, está destinado a ofertarse para la recupe-ración de la condición particular de cada sujeto (esto es incluir su verdady su deseo, sin la exclusión del prójimo), que atempere el sufrimiento enexceso, dentro de un discurso racional y que sea formalmente comunicable.Es por eso que la propuesta de trabajo en torno de las estructuras clínicas,es realizada sobre la base de un discurso racional.
f. La noción "sujeto" con la que opera la ciencia
La ciencia, además de intentar suturar al sujeto que engendra, opera ellatambién, con una noción de sujeto. O sea, el cuadro es complejo. Dada unamaniobra sobre el saber, se produce un efecto de sujeto dividido. Este efectosujeto, dado que es antinómico a la ciencia, justamente por ser dividido, esatacado en su división mediante un intento de sutura, a través de la lógicay la psicología. Pero, además de intentar suturarlo, conviene percatarseque la ciencia también opera con una noción de sujeto, lo que hace desistirdefinitivamente de la idea de que la ciencia forcluye al sujeto.
El uso, por parte de la ciencia, de la noción sujeto, se puede establecer,por ejemplo, en torno del análisis del sujeto del cálculo de estrategias. Se
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trata en este caso de la teoría matemática de los juegos de estrategias yconducta económica, desarrollada por J. von Neumanny O. Morgenstern16.En ella se opera con una noción muy específica de sujeto.
Los juegos de estrategia no deben ser confundidos con cualquier "juegode salón" o "juego de azar". El ajedrez es un juego de estrategia, la ruletano no hay nada de estrategia en ella. Hay juegos que son de puro azar, hayjuegos que son de pura estrategia y hay juegos mixtos. En el ajedrez nohay nada de azar. Hay juegos que son mezcla de azar y estrategia, como,por ejemplo, los juegos de cartas como el bridge (depende de qué cartastoquen y qué estrategia se elija para utilizarlas).
Cabe destacar que los juegos de estrategias como el ajedrez y los mixtoscomo el bridge, están muy presentes en las consideraciones psicoanalíti-cas. Al menos se debe tener en cuenta que la metáfora fundamental deldespliegue de un análisis para Freud, su creador, es el juego de ajedrez,y que Lacan, también aporta la suya: el análisis como una partida debridge. Algo equivalente sucede en la lingüística. También F. de Saussurecompara y articula la estructura de la lengua con el juego de ajedrez.
Todo indica que la teoría matemática de los juegos de estrategia y suconcepción del sujeto, debe ser articulada a lo que en psicoanálisis seconcibe como el sujeto.
¿Cuáles son las propiedades asignadas al sujeto de los juegos de estrate-gia por el análisis matemático? Que el sujeto: 1) quiere ganar (sabe lo quequiere y quiere su bien), 2) conoce todas las reglas, y 3) mientras juega noolvida nada del juego. Es importante tener en cuenta que para esta ramade las matemáticas, el sujeto debe tomar decisiones, ya sea en un juegocomo en una empresa o negocio (de ahí la "conducta económica"), o sea,se enfrenta a elecciones responsables.
Esta concepción del sujeto, elevada a la categoría de "la concepcióncientífica del sujeto", proviene del hecho de que la ciencia olvida que elorden simbólico no es completo. Y si al orden simbólico se lo supone com-pleto, entonces se pueden saber todas las reglas y no se olvida ningunamaniobra. El sujeto de la ciencia, es el sujeto que se coordina con un ordensimbólico completo.
No sólo desde el campo del psicoanálisis se objeta a la concepción quehace de un orden simbólico un todo completo. Baste recordar el desarrolloen el mismo seno de lo más prestigioso del mundo de las ciencias exactasmodernas, el teorema de la incompletud de la aritmética de Kurt Gódel;las ecuaciones de incertidumbre que Heisemberg demostró para la física,y las investigaciones de A. Church en torno a la aplicación del teoremade Gódel a la lógica simbólica moderna. Como se afirmó más arriba, lasconcepciones psicoanalíticas en torno a la incompletud del Otro, se ven
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avaladas por ciertos desarrollos de incuestionado valor científico en ma-temática, física y lógica.
g. Incompletud y verdad
El sujeto tal como lo concibe el psicoanálisis y sobre el que practica, notiene por correlato un orden simbólico completo, al sujeto dividido (S) lecorresponde un orden significante incompleto (A). Pero la ciencia tiendea hacer caso omiso de que el orden simbólico no es completo. Incompletudcomo la que recién se afirmó, puede ser demostrada en los mismos términosde la ciencia. Es desde ella misma que puede afirmarse que no existe unorden simbólico completo, al cual le correspondería, un sujeto como el delcálculo de estrategia, un sujeto unificado. Se trata de una ilusión, quizála más importante ilusión de la ciencia moderna.
El sujeto es dividido y esto se manifiesta fundamentalmente en el ámbitode la verdad. Es por eso que la ciencia forcluye la verdad. La incompletuddel Otro, del orden simbólico, se registra esencialmente como un problemade verdad: no se puede saber la verdad de la verdad. Otra forma de decirloes que no hay garantía respecto de la verdad, "no hay un Otro que garan-tice la verdad del Otro". Y lo que la ciencia forcluye es esta dimensión: lainexistencia de la verdad de la verdad.
¿Cómo demostrar que no hay verdad de la verdad? Primeramente, si seacepta que la verdad es una dimensión introducida en lo real por la palabra,hay que aceptar que toda palabra verdadera es mentirosa debido a que siendoque ella parece referirse a lo real, no hace otra cosa que oponerse y entramar-se con otras palabras. Secundariamente, toda palabra es mentirosa en tantoque toda palabra verdadera, para postularse como verdadera, debe decir desí misma que no es mentirosa, lo mismo que toda palabra mentirosa. Unapalabra mentirosa para mentir dice de sí misma que no es mentirosa, haceexactamente lo mismo que hace la palabra verdadera. Este es el problema:como la verdad es una dimensión introducida en lo real por la palabra, es lapalabra misma la que debe garantizar la verdad, a diferencia de la exactitudque se garantiza por su adecuación a lo real. Y la palabra para garantizarsecomo verdadera, debe decir de sí misma que no es mentirosa, lo que la haceidéntica a la palabra mentirosa. Con lo cual no hay palabra que pueda evitarlos efectos de la falta de verdad de la verdad.
Siendo que el Otro es incompleto, se puede afirmar en el mismo sentido,que no hay Otro que garantice la verdad. Lo que se acaba de decir contra-dice, en otro sentido que el antes expuesto, la frase de Einstein: "Dios noengaña", ya que de eso no hay garantía.
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h. Psicoanálisis con lógica
Si en psicoanálisis se argumenta bajo formas no coherentes, con frasesrepetidas sólo por el prestigio de sus autores, sin la validación de una argu-mentación racional, en absoluto se va a diferenciar de las otras respuestasa los efectos de la presencia de la ciencia en el malestar en la cultura, comola magia y la religión. Cada psicoanalista está destinado a encarnar larespuesta racional, científica y particularizada a las demandas causadaspor el malestar en la cultura, cuya modalidad actual está connotada porlos efectos de la presencia de la ciencia moderna.
El tratamiento que se realizará del tema de las estructuras clínicas noconsistirá exclusivamente en un comentario de textos; lo que se afirme nose va a sostener necesariamente con citas de autores que tengan prestigioy reconocimiento en la actualidad, que hagan tener confianza en aquelloque se dice, como por ejemplo Freud y Lacan. El motivo de ello es que eleje que dará continuidad a toda la elaboración es una lógica; se intentaráfundamentar lo que se afirme con una elaboración sostenida por una ar-gumentación racional.
Sin embargo, el abordaje más frecuente de estos problemas es el queconsiste en concebir la noción de estructura clínica como un cuadroclínico. El término "cuadro" es muy elocuente del problema del que setrata; muchas veces parecería que la estructura misma de lo que es, porejemplo, una neurosis obsesiva o una histeria, se establece en dependenciade la habilidad o genialidad en delinear "trazos" o "rasgos", tal como unartista aplica pinceladas sobre un lienzo. O sea, se podría decir lo quecasi todo el mundo dice: que el conocimiento de las estructuras clínicasque legaron Freud y Lacan se debió a que ellos eran "grandes clínicos".No se niega que hayan sido magníficos clínicos, sino que se parte de unasuposición contraria: lo que ellos legaron como enseñanza se basa enuna articulación lógica, que les permitió a ellos mismos desarrollar lascoordenadas de una práctica en la cual las estructuras clínicas hallansu lugar, y que esa lógica es comunicable y aplicable sin ser necesario elrasgo de genialidad.
No se tratará, entonces, de sostener exclusivamente el tratamientode las estructuras clínicas mediante lo que Freud y Lacan dicen que son,dado que ellos fueron magníficos clínicos. Lo que se propone es que lo quee sabe y se puede llegar a saber sobre las estructuras clínicas, reposa so-ore una elaboración conceptual que es lógica y que lo que Freud y Lacanegaron fue justamente la lógica de la elaboración de esos conceptos. Laropuesta es establecer los términos y las articulaciones de esa lógica que,su vez, permiten entender y justificar citas freu dianas o lacanianas y, dese modo, favorecer nuevos desarrollos evitando repeticiones dogmáticasestériles.
Alfredo Eidelsztein
Con respecto a las estructuras clínicas es especialmente importantela elaboración racional en sustitución de la mera repetición debido a quees un campo donde pululan los prejuicios. Como ya se dijo, es comúnque las estructuras clínicas sean concebidas como un cuadro. Sin unaargumentación fundada, los casos famosos, tales como "el Hombre de lasRatas", "Dora" y "el pequeño Hans", llegan a funcionar como "los cuadrosoriginales", las verdaderas obras de arte de los genios del psicoanálisis. Apartir de allí todo es analogía. Desarrollar una lógica que permita soste-ner un discurso racional y coherente sobre las estructuras clínicas y, a suvez, atacar los prejuicios y paralelismos, es quizá uno de los trabajos másperentorios en el campo psicoanalítico, donde reinan los obsesivos y lashistéricas "de libro".
Sólo una elaboración lógica restituirá el valor racional de los con-ceptos psicoanalíticos. Pero, ¿qué relación guardan ellos mismos conla lógica? ¿No se exagera en estas páginas, la importancia de la lógica?Se proponen aquí sólo tres citas, una de Freud y dos de Lacan, paraestablecer al menos, qué función cumple según ellos, la lógica en psi-coanálisis.
La primera es la freudiana, útil para demostrar los problemas que hayen la transmisión de las nociones de Freud. Es una cita elegida para co-rroborar que para Freud el inconsciente es esencialmente lógica, lo cualno parece, en absoluto, que sea un argumento generalmente conocido oadmitido entre los psicoanalistas. La cita de Freud es de Sobre la psicote-rapia de la histeria, de Estudios sobre la histeria.
"El material psíquico de una histeria así se figura como un productomultidimensional de por lo menos triple estratificación ...""Primero, es inequívoco un ordenamiento lineal cronológico que tienelugar dentro de cada tema singular. "Xl"
Ésta es la primera estratificación, planteada como un ordenamientolineal cronológico. Metáfora de esto podría ser la línea ideal que atraviesacada uno de los billetes de un fajo de billetes.
"Ahora bien, esos temas muestran una segunda manera de ordenamien-to: están -no puedo expresarlo de otro modo- estratificados de maneraconcéntrica en torno del núcleo patógeno."
Esta es la dimensión más conocida, las famosas catáfilas de cebollas.En ambos párrafos citados están planteadas relaciones espaciales y lasmetáforas que les pueden corresponder, también son espaciales. La cita,sin embargo, sigue así:
Las estructuras clínicas a partir de Lacan (Volumen I)
"Nos resta ahora por consignar un tercer tipo de ordenamiento, el másesencial y sobre el cual resulta más difícil formular un enunciado uni-versal. Es el ordenamiento según el contenido de pensamiento, el enlacepor los hilos lógicos que llegan hasta el núcleo, enlace al cual en cadacaso puede corresponderle un camino irregular y de múltiples vueltas.Ese ordenamiento posee un carácter dinámico, por oposición al morfo-lógico de las dos estratificaciones antes mencionadas."
0 sea, si se busca un dinamismo para operar sobre el inconsciente, sedebe incidir sobre la dimensión lógica.
"Si se está por iniciar un análisis de este tipo,... Ese avance se producesuperando resistencias,... Pero por regla general es preciso resolver antesotra tarea. Hay que adueñarse de un tramo del hilo lógico, pues sólo consu guía puede uno adentrarse en lo interior."
La dimensión más esencial y dinámica del inconsciente de Freud eslógica y no espacial. Siendo así se puede disolver un problema que hoyen día parece que ya no está tan sobre el tapete, aunque eso no quieredecir que no esté como asignatura pendiente para muchos analistas.Tal problema consiste en concebir al psicoanálisis como una "psicologíade las profundidades o profunda", que justifica el permanente uso porparte del público en general de la expresión "subconsciente" en lugarde "inconsciente". Mediante la acentuación de la dimensión lógica sedisuelve el problema de la profundidad, ya que efectivamente Freudaclara que lo esencial no son problemas de espacio, concéntrico comouna cebolla o lineal como un fajo de billetes. Lo más importante y loúnico dinámico es la dimensión lógica. El "topos" de Freud, el que ar-ticula su tópica, es esencialmente lógico. Es por eso mismo que, desdeel comienzo, a Freud le fue necesario distinguir los principios lógicosimperantes en el inconsciente de los de la disciplina lógica.
En la segunda cita, de Presentación de las memorias de Schreber, Lacanafirma:
Para construir al sujeto como conviene a partir del inconsciente, es dela lógica que se trata. "XIV
Al igual que Freud, plantea como propiedad fundamental del sujeto delinconsciente a la lógica. En Radiofonía, sostiene:
El (por Freud) facilitó el camino al práctico que sepa ligarse al ludionlógico que forjé para su uso, es decir el objeto a. "xv
Alfredo Eidelsztein
El objeto a no es ningún objeto de existencia real, es algo forjado porLacan, que posee la estructura de un ludion lógico. ¿Qué es un ludionlógico? Es algo muy poco conocido en la actualidad. Lacan, que fue al-guien que pensaba y cifraba mucho en función de quien lo escuchabao quien lo leía para decir lo que tenía para decir, en este caso, comoen tantos otros, hizo una elección muy precisa para la designación delobjeto a17. El ludion es un aparato forjado para demostrar, por ejemplo,la modificación de la presión interna, lo que sin su ayuda no se com-probaría. Además hay una relación etimológica entre el "ludion" y lo"lúdico. Es muy sugerente que Lacan utilice, para dar cuenta del objetoa, algo que incluye en sí mismo la idea de lo lúdico, de lo interesante.Lacan forjó un objeto para hacer evidente lo que sería invisible de locontrario; a su vez, lo creó de una forma tal como para generar interésentre los psicoanalistas.
En el campo del psicoanálisis la estructura del ludion es lógica, porquese trata de hacer manifiesta una cierta lógica. Este objeto inventado porLacan, el objeto a, tiene una estructura exclusivamente lógica.
Inconsciente, sujeto y objeto a, para sus respectivos creadores, tienenestructura lógica y solamente serán accesibles al entendimiento y opera-tividad si se desarrolla la lógica que les corresponde18. Es la misma lógicaque se tratará de establecer en el tratamiento de las estructuras clínicas.Sin el desarrollo de esa lógica y su tratamiento racional, el psicoanálisisse confundiría con otras modalidades de recepción y respuesta a las de-mandas causadas por el malestar, tales como las del religioso, del brujo odel curandero. Pero como éstas no tienen base racional, ni pretensiones decientificidad ni aportan una respuesta de índole particular, no son aptaspara todos aquellos sujetos que requieren esas propiedades en su cura.
i. Cosmovisión y particularidad
Para el sujeto con el que opera el psicoanálisis se propuso elevar laciencia a la categoría de determinante fundamental en el malestar en
Las estructuras clínicas a partir de Lacan (Volumen I)
cultura. Esta maniobra implica un peligro: tender a explicarlo todomediante esa promoción del discurso de la ciencia. ¿No hay que tomar encuenta otros determinantes?, ¿no es fundamental para el sujeto moderno,or ejemplo, la distinción entre capitalistas y proletarios?, ¿no hay queconsiderar las diferencias de las posiciones sociales? Este tipo de preguntaspueden multiplicarse.
El peligro del que se trata se denomina cosmovisión (Weltanschauung)y la pregunta es si la elevación de la ciencia a la categoría de determinantefundamental no conduce a una cosmovisión. En términos de Freud unacosmovisión es una solución intelectual a todos los problemas de la exis-tencia mediante una hipótesis suprema. Para Freud, tanto la filosofía,como la religión y la ciencia promueven sus respectivas cosmovisiones.Las filosóficas y religiosas se caracterizan por ser completas y acabadas, lacientífica, o sea, la forma científica de explicar al mundo en forma unitaria,debe caracterizarse por dejar diferido al futuro la concreción del programaexplicativo, y mientras tanto quedar abierta e inacabada.
Al establecer lo que es una cosmovisión, no hay que olvidar que Freud yLacan, como muchos otros psicoanalistas sostuvieron que el psicoanálisisno debe constituir o favorecer la constitución de una cosmovisión (en rea-lidad es inepto para ello). Freud sostuvo que el psicoanálisis debe adherira la de la ciencia, siempre y cuando esta última mantenga la condición deno presentarse como acabada y completa.
Se trata, entonces, de distinguir entre elevar a la ciencia al rango dedeterminante fundamental del sujeto moderno y la constitución de unacosmovisión psicoanalítica. Para evitar esto último se debe establecer quéconcepción de sujeto es la que participa de la expresión "sujeto de la cien-cia". El sujeto es lo que un significante representa ante otro significante,lo que lo define como dividido. Existen al menos dos formas de leer estafórmula de Lacan (lo que demuestra la inevitable división del sujeto): "elsujeto es lo que un significante representa frente a otro significante" yel sujeto es lo que un significante representa frente a Otro significante".Ambas son correctas y deben ser tenidas en cuenta en forma conjunta.La primera localiza al sujeto entre dos significantes (Si y S2), la segundaafirma que un sujeto es lo que representa un significante frente a Otro,representado él también mediante un significante. La segunda es menosutilizada, pero se hace necesaria en este nivel de las argumentaciones,ebido a que en la definición del sujeto incluye su relación al Otro, y no
y sujeto sin Otro. Dado que el campo del Otro incluye siempre para elsujeto el problema de la verdad, obliga a concebir a este Otro, no sólo como"nf1"tercero siemPre presente en cada acto de palabra, sino también comoro sujeto"19. Esta modalidad de lectura de la fórmula canónica de Lacan
19 En ' ■--
Próximos capítulos se distinguirá entre el Otro como lugar vacío, al que se denominará> y el Otro como un sujeto que encarna ese lugar, al que se denominará Otro.
Alfredo Eidelsztein
se la puede encontrar, por ejemplo, en De una cuestión preliminar a todotratamiento posible de la psicosis y en Posición del Inconsciente. "XVI
La fórmula de Lacan, en especial en su segunda modalidad, estableceuna gran limitación en la concepción del sujeto, que erradica el peligro decaer en una cosmovisión. Dada esta limitación, se deja de lado todo el serhumano o toda la persona, ni siquiera se incluye todo el sujeto humanohablante. Decir que un sujeto es lo que un significante representa anteotro/Otro, es plantear que para el sujeto, tal como se lo considera desdela perspectiva del psicoanálisis, las relaciones entre los significantes y lossujetos serán los determinantes esenciales. La forma en que se planteenlas relaciones entre los significantes será el determinante fundamentalpara la constitución y posición del sujeto con relación a los otros sujetos;no dará cuenta de todo el ser humano, ni de todos los seres humanos, porejemplo, de su condición biológica; sí será el determinante fundamentalde la posición del sujeto. Nuevamente se establece la oposición entre sig-nificante y todo.
Como ya se afirmó, la ciencia moderna es una forma (existente a partirdel cogito cartesiano) de concebir y operar con el saber, campo éste queconsiste en relaciones entre significantes. Sobre esta base, se puede afirmarque la ciencia moderna tiene por efecto un sujeto nuevo, dada la íntimarelación entre saber, significante y sujeto. La relación entre los significanteses lo que se denomina saber, y es elevada a la categoría de determinantefundamental del sujeto. La elaboración del saber que es la ciencia, es elantecedente lógico del surgimiento del sujeto con el que opera el psicoaná-lisis'20. Teniendo como base la noción de "sujeto de la ciencia", se obtienela razón para establecer que no se promueve una cosmovisión en estosdesarrollos, ya que no todo sujeto hablante es sujeto de la ciencia.
El sujeto de la ciencia, aquello sobre lo cual se aplica el saber y la prácticadel psicoanálisis, no implica en absoluto una cosmovisión, todo lo contrario.Indica una profunda hmitación espacio-temporal. ¿Cuál? La época y el territo-rio donde la ciencia moderna se desarrolló, fuera de los cuales no podría habersido desarrollado el psicoanálisis. En ios siglos XI, XII y XIII no hubiera podidohaber psicoanálisis. Este tenía que desarrollarse en el Occidente moderno.
Como consecuencia de lo afirmado, puede plantearse un problema muyinteresante y poco estudiado con relación a aquellos sujetos contemporá-neos, a los cuales no se puede aplicar la noción o categoría de sujetos de laciencia. Habría que investigar si se pueden aplicar tal cual las nociones delpsicoanálisis a los sujetos que pertenecen a las tribus australianas o amazó-nicas ya que, sin postularlos como subjetividades primitivas, (la noción desujetos primitivos está absolutamente erradicada de cualquier antropología
Las estructuras clínicas a partir de Lacan (Volumen I)
ria) no son sujetos de la ciencia. Respecto de ellos habría que estudiarSómo se podrían aplicar las nociones y el saber del psicoanálisis.
El psicoanálisis sólo se podría aplicar directamente, tal cual es, en Occi-dente esto es, la cultura caracterizada por: el monoteísmo judeocristiano,la filiación patrilineal y la familia nuclear patriarcal (comunes al campoheredero del indoeuropeo) y el saber bajo la modalidad de la ciencia mo-derna Por fuera de Occidente, o sea, sin tales condiciones, no se sabe y,consecuentemente, no se pueden aplicar tal cual las nociones y practicarel psicoanálisis. El no saberlo no quiere decir que no se pueda saber, sóloque hay un atraso notable en la investigación al respecto.
A diferencia de las grandes limitaciones que se acaban de plantear(no todo del ser humano y no todos los sujetos), los conocimientos de laciencia, por ejemplo de la biología y dentro de ella el ADN, o el dogma dealguna religión, por ejemplo la cristiana, implican una cosmovisión, y síse aplican sin límites temporo-espaciales. A todos los seres humanos, paraestos saberes, se le aplican tanto el ADN como el Dios todopoderoso.
¿Cuál sería, a este respecto, la función del psicoanálisis? Ser unapráctica terapéutica basada en una respuesta racional y comunicable almalestar en la cultura específico al sujeto de la ciencia, concebido éste enforma particular mediante la reintroducción de la función de la verdaden el campo del saber.
Con la "condición particular" se obtiene el tercer argumento para afir-mar que desde el psicoanálisis no se promueve una cosmovisión al postulara la ciencia como el determinante fundamental. El "sujeto de la ciencia"para el psicoanálisis implica: a) no todos los sujetos, b) no todo del serhumano y c) cada uno tomado en forma absolutamente particular, lo queimpide que constituya cualquier tipo de universo o todo.
El psicoanálisis debe ser una respuesta racional y comunicable, ya quedebe poder ser distinguido de la magia y de la religión. Y debe ser distin-guible de la magia y la religión, ya que ellos son dos campos de saber que, adiferencia de la ciencia, operan, como el psicoanálisis, con la dimensión dea verdad. O sea, la única forma que el psicoanálisis tiene de distinguirsee la magia y de la religión es que, operando como ellas con la verdad, debeconsistir en una respuesta racional, comunicable y particularizada.
¿Qué quiere decir que debe ser racional? Que pueda decir por qué afirma0 que afirma. Implica un: "Esto que dices, ¿por qué lo dices?" Planteado. se establece una relación directa con la práctica del analista: sus inter-enciones están orientadas a que el analizante también diga "por qué",omunicable es lo que se intenta hacer mediante este trabajo. ComunicablesiTt °a qUe Se ^e^e Poc*er decir 1° °xue es y afirma el psicoanálisis a cualquiermis °,U!teresac*0- El psicoanálisis debe poder ser perfectamente comunicableana de la práctica o el análisis de un caso. Como dato se puede tomar
Alfredo Eidelsztein
en cuenta a quién fueron dirigidos los textos y conferencias de Freud (ia loslegos por supuesto!), y los principales trabajos de los Escritos de Lacan. Unnúmero importante de ellos, y de los más relevantes para el establecimientode sus enseñanzas, fueron conferencias o escritos para no analistas, comopor ejemplo: filósofos, estudiantes de letras, psiquiatras, etc21.
No hace falta, como tanto se escucha o lee, que alguien se analice paraentender las nociones del psicoanálisis. Algo muy distinto es la verdad queencierra la afirmación que sostiene que si alguien quiere saber lo que seríaun psicoanálisis para él (lo que él podría obtener de un análisis), entonces,pero sólo entonces, debe analizarse.
Anteriormente se afirmó que la ciencia toma a todos los sujetos por igual;el psicoanálisis es el único discurso racional y comunicable que, operandosobre el malestar, sostiene la condición particular del sujeto. ¿Cómo haceesto? Mediante la reintroducción de la función de la verdad en el campodel saber racional.
Como ya se dijo, la maniobra fundamental de la ciencia, con relaciónal sujeto, es que el campo de saber que ella constituye se caracteriza porla forclusión de la verdad, la del psicoanálisis es la reintroducción de laverdad en el campo del saber tal como lo constituye la ciencia.
Como se afirmó más arriba, la noción psicoanalítica de verdad es "no hayverdad de la verdad". Es decir, la reintroducción de la verdad en el campodel saber que realiza el psicoanálisis es de una determinada concepciónde la verdad. El "no hay verdad de la verdad" no es una propiedad de laenseñanza lacaniana. Es una concepción freudiana, rescatada del olvido porLacan, quien tuvo que hacerlo debido a que fue sumamente mal interpre-tada por los analistas posfreudianos mediante nociones extremadamenteperjudiciales y parasitarias, como por ejemplo la de "realidad psíquica".
Cuando se sostiene que "no hay verdad de la verdad", no se postulapor ello la función de la realidad psíquica. La versión que parece haberseimpuesto es muy "kleiniana". Para el niño el padre fue asesinado y buscavenganza, aunque en realidad se trata de que viajó, pero como el niño su-puso que lo había matado proyectando el exceso de pulsión de muerte conque estaba investido, retaliativamente el padre atacado será persecutorio.Todo esto en "su realidad psíquica" o en "su fantasía".
Las estructuras clínicas a partir de Lacan (Volumen I)
"No hay verdad de la verdad" en absoluto coincide con esta funciónasignada a la realidad psíquica, noción ésta que, a su vez, es muy engaña-dora como concepción de la realidad. Se trata de una verdad particular,respecto de la cual el psicoanálisis, al menos en la relectura que hace Lacande Freud, sostiene que ningún sujeto posee, especialmente para sí mismola verdad de la verdad, ya que no puede haberla. Se afirmó más arriba queesto es estrictamente freudiano, aunque fue llevado a su máxima relevanciateórica por Lacan. Una sola cita de Freud es suficiente para demostrarlo;es de la Carta 69 a Fliess del 21 de setiembre de 1897, donde dice:
"... la intelección cierta de que en lo inconsciente no existe un signo derealidad, de suerte que no se puede distinguir la verdad de la ficcióninvestida con afecto. "xv"
Freud partió de que la verdad en el inconsciente tiene la misma estructuraque la ficción, lo que no quiere decir, siguiendo el ejemplo anterior, que para elsujeto el padre está muerto en su "realidad psíquica", aunque no lo esté en la"realidad real" sino que para el sujeto mismo que el padre esté vivo o que estémuerto como representaciones inconscientes, no pueden ser marcadas poruna marca que establezca su verdad. Según Freud, en el inconsciente no haymarca de la verdad. En el inconsciente todo lo que se postule como verdadero,lleva la misma marca que lo falso, la carga, que en sí misma es neutra.
Alfredo Eidelsztein
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